El año pasado, un egresado de un instituto profesional estaba participando con éxito en un proceso de selección para un cargo tecnológico y tenía grandes posibilidades de ser contratado. Cuando lo citaron para la entrevista personal, ocurrió que no podía ir el día y hora de la citación y envió un correo electrónico excusándose y pidiendo nueva fecha. Sin embargo, cuando leyeron su e-mail, le contestaron que no se molestara en ir… El correo estaba mal escrito y con faltas de ortografía.
Episodios como éste son frecuentes e indican que la falta de ciertas habilidades blandas pueden cerrar las puertas del mundo laboral o afectar el rendimiento de profesionales talentosos en la parte técnica, pero carentes de ciertas cualidades que cada día se valoran más, como la expresión oral y escrita, la empatía, la responsabilidad, la automotivación y la resiliencia.
A raíz de ello, algunos institutos profesionales han decidido incorporar nuevos ramos en sus planes de estudio a través de los cuales forman a sus alumnos en ese tipo de habilidades. Uno de los primeros en hacerlo fue el Instituto de Ciencias Tecnológicas, CIISA, al incluir en su malla curricular asignaturas de liderazgo, trabajo en equipo, emprendimiento e innovación.
Freddy Asenjo, Director de Desarrollo Académico de CIISA, señala que “actualmente son importantes no sólo las capacidades específicas con las que salen al mercado los jóvenes, sino que también el desarrollo del liderazgo, empatía, la escucha activa y la comunicación. Este es un tema vital para todo tipo de profesional, y en especial entre aquellos que se desempeñan en áreas tecnológicas, ya que, incluso, en ocasiones los proyectos fracasan por falta de comunicación”.
Estas habilidades blandas están presentes, transversalmente, en TODAS las carreras impartidas, las que además responden al perfil de egreso definido por CIISA, para cada una de ellas, añade.
En Europa se tomó conciencia de que las habilidades blandas debían ser parte integral de la formación de los estudiantes y han establecido en la formación profesional una serie de competencias transversales en las carreras que abordan materias del conocimiento más “duras”, añadiendo otras “blandas” como la comunicación oral y escrita, además de habilidades en las relaciones interpersonales.
Sin embargo, en Chile se trata de una tendencia que aún no se generaliza. De hecho, Asenjo estima que las instituciones de educación superior del país “en general aún no entienden la importancia que tiene la incorporación de las habilidades blandas en el proceso educativo”.