La decisión de la Corte Suprema en el caso Sony se basó en que aunque las videograbadoras pueden ser usadas para duplicar sin autorización material registrado, también tienen usos que no infringen la ley, tales como duplicación de material gratuito, o hacer copias de trabajo registrado como es permitido bajo las estipulaciones de uso justo contempladas en la ley de protección a los derecho registrados de EEUU.
La Suprema Corte emitió su fallo a favor de Sony aún sabiendo que videograbadoras habían sido creadas principalmente para duplicar material registrado sin autorización. La Corte encontró que una persona tal vez desearía hacer una copia de un casete de película que había comprado o grabar un pronóstico del tiempo para verlo después. La Corte sabía perfectamente que eso frecuentemente no ocurría, estaba consciente que las copias serías intercambiadas entre amigos, y que los pronósticos serían disfrutados más de la única vez que lo permite la ley.
David Boies, abogado de Napster, comparó a Napster y Sony, señalando que compañías ya han sido acusadas de contribuir a la violación de los derechos registrados, sin haber tenido contacto comercial alguno con los infractores. Napster ofrece un servicio y Sony un producto. Ninguno obtiene ganancias del uso que le den los consumidores.
Boies señaló a la Corte que la decisión Sony permitió la venta de una máquina, cuyo propósito fundamental y predominantemente era permitir la duplicación de material registrado sin autorización, y que sólo existía un único, muy limitado uso que no infringía: hacer una copia de respaldo.
El abogado de Napster afirmó que cuenta con el permiso de doce mil artistas para compartir su música directa y gratuitamente a través de Napster, lo que representa un uso no que no infringe la ley. Añadió que la cantidad de uso justo permitida por Napster excede con creces la permitida por Sony.
