La compañía de Redmond perdió en todos los puntos de la causa antimonopolios elevada en su contra por el Departamento de Justicia y otros 17 estados, y que se ha desarrollado durante los dos últimos años.
En lo esencial, el fallo implica que Microsoft deberá dividir la producción del sistema operativo Windows de sus demás áreas de actividad, para lo que cuenta con un plazo de 90 días. El fallo es histórico en sí, ya que es en extremo poco frecuente que una compañía sea condenada a la división.
El juez Penfield Jackson destacó últimamente por su animosidad contra Microsoft, llegando a proponer que esta fuese dividida en tres unidades y no en dos, según ha sido el requerimiento del DOJ.
En un breve comunicado, Microsoft anuncia que el falló será llevado inmediatamente a instancias superiores de apelación. La compañía insiste además en que la división tendrá graves efectos no sólo para la compañía, sino también para los consumidores y la industria informática en general.
