Rick Miller, portavoz de Microsoft, calificó el hecho de “un deplorable acto de espionaje industrial”, hecho posible mediante la penetración del sistema mediante el uso de software troyano.
El código fuente del que se apropiaron los intrusos incouye las últimas versiones del sistema operativo Windows y del paquete ofimático Office.
Según ha quedado comprobado en las investigaciones preliminares, el personal de seguridad de Microsoft descubrió hace cinco semanas que las contraseñas de acceso a algunas de las áreas más sensibles y protegidas del sistema informático de Microsoft estaban siendo enviadas por control remoto a una cuenta en San Petersburgo, Rusia, habiendo quedado establecido además que se estaban realizando tranferencias de código fuente.
A la luz de diversos trascendidos es dable suponer que el software troyano usado para la intrusión estaba probablemente adjunto a un mensaje de correo electrónico abierto por un empleado de Microsoft. Una vez ejecutado, el programa espía permitió usar la computadora infectada como plataforma de acceso a los datos confidenciales.
Aún es prematuro especular sobre el nivel de daño causado o del propósito de la intrusión. El vocero de Microsoft indicó que “hay confianza en la compañía de que la integridad del código no esté comprometida”.
