El código fuente de los sistemas operativos es un secreto empresarial protegido con gran celo por las compañías propietarias. Basta recordar que parte de las audiencias de la causa antimonopolios contra Microsoft fueron hechas a puertas cerradas cuando el tribunal tuvo que conocer segmentos del código fuente del sistema operativo de Microsoft.
En la eventualidad de que terceros desarrolladores tuvieran la posibilidad de licenciar el código de Windows, implicaría que estarían en condiciones de ver exactamente la forma en que el sistema operativo funciona y así adaptar sus programas de la mejor manera posible a tal software.
Sin embargo, también haría imposible que Microsoft ocultase los segmentos del código que supuestamente dificultan el funcionamiento de terceros programas, que es precisamente una de las acusaciones que la compañía enfrenta en el juicio antimonopolios en su contra.
Se informa además que un comité del Departamento de Justicia encargado de elaborar una lista de restricciones para Microsoft propone también incluir una prohibición contra la integración de nuevos servicios en el sistema operativo Windows, además de obligar a la compañía a distribuir programas de la competencia.
Estas últimas dos exigencias se deben, según el Departamento de Justicia, a que Microsoft ha incluido demasiados nuevos servicios en un sistema operativo desde ya voluminoso, lo que daña seriamente la competitividad de algunas pequeñas compañías del negocio informático
