Hablando por primera vez desde que la red social dio el notable paso de suspender permanentemente la cuenta del presidente estadounidense tras su respaldo a un violento ataque al Capitolio de los EE.UU., Dorsey dijo que la empresa se había visto enfrentaba a una circunstancia extraordinaria e insostenible, que la había obligado a tomar una decisión en aras de la seguridad pública.
“No celebro ni me siento orgulloso de que tengamos que prohibir @realDonaldTrump de Twitter, ni de cómo llegamos aquí”, dice Dorsey en un extenso hilo de Twitter publicado el miércoles. “Siento que una prohibición es un fracaso nuestro, en última instancia, para promover una conversación saludable”.
Dorsey dijo que tales acciones, aunque necesarias, dividen a la gente, ya que “limitan el potencial de clarificación, redención y aprendizaje, sentando a la vez un precedente que considero peligroso: el poder que un individuo o una corporación tiene sobre una parte de la conversación pública global”.
La semana pasada Twitter suspendió al presidente, que enfrenta un segundo juicio político; esta vez por haber incitado el 6 de enero a una turba de sus partidarios, a irrumpir en el Capitolio. Twitter explicó su decisión de bloquear a Trump el viernes 8 de enero debido al “riesgo de una mayor incitación a la violencia”. Paralelamente, otras grandes empresas tecnológicas, incluyendo Facebook, Reddit, Pinterest y YouTube han suspendido las cuentas de Trump temporalmente y en algunos casos permanentemente, aduciendo las mismas razones.
Parler, una aplicación preferida por los usuarios de extrema derecha, ha sido suprimida de Google Play, App Store, a la vez que su contrato de hosting ha sido rescindido por AWS.
Durante años, Twitter se resistió a moderar a los usuarios de alto perfil de la plataforma, argumentando que “el público tiene derecho a escuchar a las figuras de interés mediático”. Sin embargo, en 2020 comenzó a marcar los tweets de Trump por sus continuas falsedades, desactivando ocasionalmente la posibilidad de re-tuitear excepto cuando se agregaban comentarios. En algunos casos, eliminó sin mayor trámite los tuits que parecían incitar a la violencia.
Aun así, la empresa fue criticada por no haber abordado el creciente peligro que representaba el discurso permanentemente divisivo y agresivo de Trump, que alcanzó un clímax fatal cuando el presidente incitó a una multitud a asaltar el edificio del Capitolio el 6 de enero. Lejos de lamentar los violentos acontecimientos, que dejaron cinco muertos, Trump tuiteó lo que parecía ser una explicación o justificación de la turba, mientras seguía insistiendo en su falsa narrativa de que la elección no había sido legítima, diciendo: “Esto es lo que pasa cuando una victoria electoral sagrada es despojada tan poco ceremoniosamente y con tanta vileza”.
Después de que su cuenta personal fue cerrada, Trump saltó de cuenta en cuenta, intentando tuitear desde la cuenta presidencial @POTUS, su cuenta de campaña @TeamTrump e incluso la cuenta de un empleado. Sin embargo, esta estrategia ha resultado infructuosa. Twitter ha dejado claro que el propio Donald Trump ha sido expulsado de la plataforma, no sólo de su cuenta.
Ilustración: Fotograma, canal Ted Talks en YouTube