Hace décadas que la IA está entre nosotros, pero este último tiempo los avances son abrumadores y nos hacen repensar los límites de la humanidad y nuestro entendimiento del mundo que nos rodea. En noviembre de 2022 la aparición del ChatGPT generó un cambio disruptivo en cómo percibimos la IA y los alcances que esta podría tener. Hoy pocos dudan que esta innovación basada en un modelo de aprendizaje automático de lenguaje sea algo aislado, sino que es una disrupción más de muchas que se vienen a pasos agigantados.
Muchas personas consideran que la IA en vez de ayudar pone en peligro la existencia y productividad humana, pero ésta ha sido fundamental para resolver problemas complejos en diferentes áreas y nos ha mejorado la vida en muchos aspectos. En la jerga común se habla de IA en general, pero hay muchos campos que tienen diferentes alcances y usos, como por ejemplo el aprendizaje de máquina, la robótica, la visión de computadora, entre otros. Sin embargo, poco se habla de la rama de Operational Research (OR) o investigación de operaciones.
Este ámbito de la IA le permite a las empresas tomar decisiones más certeras y eficientes mediante algoritmos inteligentes basados en conocimiento que son capaces de procesar infinitas cantidades de datos en milisegundos y ayudar a las compañías en la toma de decisiones para planificar turnos o realizar programaciones más exactas. En base a ello, empresas pioneras han ido más allá mezclando diferentes ramas de la IA para obtener lo que se llama IA Híbrida, que mezcla por ejemplo algoritmos inteligentes con modelos de Machine Learning (ML).
La aceleración de la IA ha sido en parte posible gracias a los avances que hemos tenido en la capacidad de procesamiento de las computadoras, y aquí es donde, según los expertos, va a haber cambios y avances que nos harán dar saltos gigantescos como humanidad. Los computadores cuánticos son inmensamente más poderosos que los computadores convencionales, siendo capaces de procesar, por ejemplo, en 36 milisegundos lo que un computador común tardaría 9.000 años. Esto podría situar a la IA en una dimensión de hipervelocidad que tal vez la convierta en incontrolable. En lugar de unos y ceros (bits), la computación cuántica utiliza cubits, unidad básica de este sistema computacional.
Para explicar más en detalle, cada cubit está en una superposición de ceros y unos de manera simultánea, un fenómeno cuántico conocido como superposición de estados (algo imposible en la física clásica), pero que ocurre espontáneamente en el universo cuántico. Referentes en la materia, como el físico estadounidense Michio Kaku, consideran que este tipo de computadores nos permitirán comprender el universo.
“No hay un solo problema al que se enfrente la humanidad que no pueda ser abordado por la computación cuántica. Su impacto será mucho mayor que el que supuso la llegada de la era digital en la que todavía estamos”, explica Kaku.
Se estima que los procesadores cuánticos no alcanzarán su máximo potencial en la próxima década, pero que es clave que nos anticipemos y generemos marcos éticos para el uso de esta tecnología.
Como compañía utilizamos algoritmos inteligentes para casos éticamente justificables y los resultados que los mismos proponen pueden ajustarse y controlarse en cualquier momento, siendo el humano el que tiene la última palabra en las decisiones. Es de esta manera como estamos sentando las bases para cumplir con las normativas que pronto se implementarán no solo en Europa, sino a nivel mundial.
Por Federico dos Reis, CEO de INFORM Latam
