Investigadores de IBM colaboran en la creación de un modelo de inteligencia artificial (IA) diseñado para probar fármacos y otras sustancias, lo que supondría una alternativa a los ensayos con animales, escribe Sophie Kevany en Sentient Media. Esta iniciativa pretende eliminar la necesidad de utilizar animales como ratones, ratas y beagles en pruebas de laboratorio, que a menudo implican alimentarlos a la fuerza y exponerlos a condiciones nocivas, lo que provoca sufrimiento y, en muchos casos, hemorragias internas, parálisis o convulsiones. La medida está motivada por la preocupación que suscitan la fiabilidad y las implicaciones éticas de los ensayos con animales, ya que las respuestas fisiológicas de los animales a las sustancias difieren significativamente de las de los seres humanos.
Históricamente, las pruebas de toxicidad en animales, como la DL50, han tratado de determinar los efectos nocivos de las sustancias en los seres humanos identificando la dosis necesaria para matar a la mitad de los animales sometidos a las pruebas. A pesar de su uso generalizado, este método ha sido objeto de críticas por sus carencias éticas y la ausencia de analgesia para los animales durante las pruebas. El esfuerzo por encontrar alternativas ha sido constante, con estrategias que van desde la reducción de las pruebas redundantes hasta la adopción de la tecnología de órganos en un chip.
En Europa se utilizan unos 600.000 animales al año para estos experimentos, mientras que en Estados Unidos se cree que la cifra supera el millón. El nuevo modelo de IA, desarrollado por un equipo de EE.UU. y la India, promete pruebas de toxicidad más precisas al aprender de los datos moleculares de unas 50.000 moléculas. Este modelo no se basa en experimentos continuos con animales, sino que utiliza datos históricos para predecir la toxicidad en humanos, lo que supone un cambio significativo en el planteamiento de la evaluación de la seguridad de los medicamentos.
El modelo destaca por su metodología única, que emplea el concepto de “positivos pertinentes” y “negativos pertinentes” para discernir con precisión la toxicidad de las sustancias. Shiranee Pereira, una de las desarrolladoras de ICARE (India), destaca que esta innovación elimina la necesidad de disponer en el futuro de datos derivados de animales. La investigación supone un paso decisivo hacia métodos de ensayo científicos más humanos y pertinentes.
Sophie Kevany agrega que los organismos reguladores siguen recurriendo con frecuencia a los ensayos con animales como norma, aunque las tecnologías digitales han demostrado ser superiores en cuanto a reproducibilidad. La FDA y otros organismos han reducido la demanda de ensayos con animales, pero no los han abandonado del todo. La falta de orientaciones claras sobre alternativas a los ensayos sin animales contribuye a la persistencia de los métodos tradicionales.
Procter & Gamble, junto con colaboradores académicos, aboga por cambios normativos que faciliten la transición a métodos de ensayo sin animales. Esto incluye una reevaluación de la legislación sobre seguridad química y registro. El futuro que se vislumbra es un conjunto de herramientas de evaluación adaptadas a la precisión específica de los seres humanos, lo que exige un cambio de paradigma en las perspectivas normativas y una formación sustancial de quienes participan en las evaluaciones toxicológicas.
El veterinario Larry Carbone reconoce el potencial del nuevo modelo y subraya que se basa en diversas fuentes de datos. Sin embargo, también señala que la aceptación reglamentaria puede seguir dependiendo de cierto nivel de datos de ensayos con animales para garantizar los ensayos con humanos. En última instancia, la adopción de la IA en lugar de los ensayos con animales exigirá una confianza colectiva en la capacidad de la tecnología para garantizar la seguridad.