El alarmismo sobre 5G sería infundado

Cada vez es más difícil para los no expertos separar las preocupaciones razonables de la desinformación y los prejuicios clínicos sobre la tecnología G5. La falta de diálogo y consulta con las comunidades locales parece haber impulsado teorías de conspiración.

Los temores sobre los efectos de la telefonía móvil en la salud son generalizados y van desde preocupaciones relativamente moderadas sobre los riesgos potenciales a largo plazo de vivir o crecer cerca de los mástiles, hasta afirmaciones de “sensibilidad electromagnética total”, que supuestamente se manifiesta como una plétora de síntomas, desde dolores de cabeza hasta inmunodeficiencias.

“¿Nos sorprendió la existencia de la oposición? No”, dice el jefe de comunicaciones de tecnología de EE, Howard Jones, en una entrevista con The Guardian. “¿Nos sorprendió la escala y la naturaleza organizada de la misma? Sí… Es alarmista, muy sensacionalista y está diseñada para asustar”.

Según Jones, no hay absolutamente ninguna evidencia de que la 5G, o cualquier otra parte de la red, sea peligrosa. “Las longitudes de onda que 5G usa y usará son completamente seguras y han estado en investigación y pruebas por décadas. Es una trampa decir que es una tecnología nueva y por lo tanto no ha sido probada”, dice.

No es posible refutar completamente los temores sobre la salud en torno a la 5G: no hay un conjunto coherente de afirmaciones, se citan pocos estudios explícitos y se utiliza una cantidad excesiva de terminología científica de manera que confunde en lugar de iluminar. 

The Guardian habló con varios expertos, y ninguno de ellos creyó que hubiera evidencia confiable de daño por parte de la 5G o cualquier otra parte del espectro de transmisión con licencia pública. La opinión generalizada entre las operadoras es que, desde el punto de vista de la salud y la seguridad, el despliegue de la tecnología 5G no es diferente de cualquier otra tecnología móvil, ya que no se emiten niveles nocivos de radiación.

Las preocupaciones

En el extremo opuesto del abanico está la creencia de que el lanzamiento de la 5G es un vasto experimento de control mental, un sucesor de los experimentos MKUltra de la CIA. También existe el temor de que la 5G provoque un gran aumento en el número de mástiles, o en la cantidad de energía que se emite a través del espectro radioeléctrico, de una forma que resulte perjudicial. 

The Guardian cita la creencia de que la tecnología no ha sido probada, y que el despliegue podría, de hecho, constituir un experimento en la población en general. La publicación acota que hay una frustración generalizada por el hecho de que “todo se percibe como un hecho consumado, presentado al público como una fuerza imparable de la naturaleza, en lugar de un proceso consultivo de negociación”.

Según Scott Petty, director de tecnología de Vodafone, parte de la desinformación proviene de Estados Unidos, donde se implementará una forma particular de 5G que utiliza una parte del espectro radioeléctrico conocida como onda milimétrica o tecnología mmWave. Esta modalidad no se ha utilizado antes en redes de telefonía móvil, en gran medida porque no es particularmente idónea; como parte del espectro de alta frecuencia, se bloquea más fácilmente con cosas como árboles o vidrio. Cuando hay una línea de visión clara, puede transportar más información que las partes del espectro que ahora se utilizan para los teléfonos móviles, pero no lo suficiente para que valga la pena, dice Petty.

El uso de mmWave ha permitido hacer algunas inferencias alarmantes. El espectro ha sido utilizado previamente para otros dos propósitos bien reportados: los escáneres corporales instalados en los aeropuertos durante la última década, y un arma experimental estadounidense llamada Active Denial System, que dispara un haz de alta potencia hacia un objetivo, creando una sensación de ardor.


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The Guardian escribe que es comprensible que tal información se pueda convertir en algo temible. “Pero decir que 5G es un arma de guerra es como decir que un router wifi es un horno microondas – aunque ambos productos utilizan la misma parte del espectro, alrededor de la marca de 2.4Ghz”.

En cuanto a la opinión de que “cuanto más alta es la frecuencia, más peligroso es el espectro”, la publicación escribe que, en términos generales, es cierto que toda la radiación ionizante se encuentra en las frecuencias extremadamente altas. “Pero entre los rayos X y mmWave hay una gran parte del espectro con el que la gente interactúa todo el tiempo: la luz visible.”

El artículo de The Guardian también pone de relieve las campañas de desinformación que Facebook hace posible con sus grupos privados, que alejan a los usuarios de las fuentes de información fidedigna, confinándolos a las opiniones personales vertidas en los grupos y sus campañas. Un investigador declaró que “Si la gente está alterada, percibirá que algo es más peligroso… si la gente percibe que algo es peligroso, se alterará. Una vez que la gente está alterada, se vuelve renuente a razonar. Así las cosas, ‘explicar los datos’ simplemente no va a funcionar. Todos somos inmunes a la información que no nos interesa”.

Ilustración (c) Mindscape Studio vía Shutterstock


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