La Unión Europea (UE) está implementando una estrategia decisiva para regular el ámbito de la inteligencia artificial (IA) con la meta de establecer estándares globales. No obstante, esta aspiración ha generado desasosiego entre los expertos legales, quienes argumentan que el marco regulatorio detallado podría volverse obsoleto rápidamente.
El Parlamento Europeo ha aprobado recientemente una ‘posición negociadora’ sobre la futura Ley de IA de la UE, con el objetivo de que la IA desarrollada y empleada en Europa esté alineada con los derechos y valores de la UE. Las regulaciones propuestas son una ampliación de las propuestas legislativas iniciales de la Comisión Europea, e implican la prohibición de ‘usos intrusivos y discriminatorios de la IA’, tales como los sistemas de identificación biométrica en espacios públicos y los sistemas de policía predictiva.
El modelo regulatorio de IA que se propone es similar al Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), por el cual se requeriría que los modelos de aprendizaje automático a gran escala, conocidos como ‘modelos de fundación’, evalúen y mitiguen posibles riesgos y se registren en una base de datos de la UE. Los sistemas de IA derivados de estos modelos, como ChatGPT, tendrían que cumplir con normativas de transparencia y contar con salvaguardas contra la generación de contenido ilícito. Se requeriría también un registro público de los datos protegidos por derechos de autor utilizados en su entrenamiento.
Paralelamente, el gobierno británico busca convertir al Reino Unido en líder global de la regulación de la IA. En tal sentido, el primer ministro Rishi Sunak enfatiza un ‘enfoque pro-innovación’. Durante la reciente Semana de la Tecnología de Londres, la Secretaria de Ciencia e Innovación, Chloe Smith, resaltó la intención del gobierno de promover un entorno regulatorio que fomente la innovación y el crecimiento, enfocándose en el contexto en el que se emplea la IA y permitiendo un enfoque equilibrado.
Los expertos legales en el Reino Unido han expresado sus preocupaciones sobre este enfoque regulatorio, argumentando que podría quedar rápidamente desfasado dada la velocidad de evolución de la tecnología. Asimismo, manifestaron inquietud ante las elevadas multas propuestas por incumplimiento, similares a las del GDPR. Ante esto, se hace un llamado a la comprensión de las complejidades de tecnologías como la IA antes de establecer normativas y multas.