El periódico The New York Times escribe que junto a los incipientes esfuerzos por regular la IA, hay desacuerdo sobre cómo debería ser esa regulación, con algunos argumentando a favor de la autorregulación de la industria.
El artículo describe la creciente fascinación de Silicon Valley con la idea de la ‘Singularidad’, un hito tecnológico hipotético que cambiaría drásticamente la vida humana. Este concepto, acuñado inicialmente por John von Neumann en la década de 1950, implica que la tecnología alcanzará un punto de progreso acelerado y drástico, probablemente a través de la inteligencia artificial (IA), que traerá cambios y consecuencias irreversibles en la sociedad. En la actualidad, figuras prominentes de la industria tecnológica como Sundar Pichai, Sam Altman y Bill Gates alaban el potencial de la IA, al tiempo que admiten que también podría llevar a consecuencias negativas imprevistas.
Las perspectivas sobre la Singularidad y la IA son diversas. Por un lado, Sam Altman, CEO de OpenAI, ve la IA como una fuerza para el empoderamiento económico y la generación de riqueza. Por su parte, el empresario y “opinólogo” Elon Musk advierte que la IA podría tener el potencial de “destruir la humanidad”. Esta ambivalencia refleja las visiones más amplias de Silicon Valley sobre la Singularidad, donde a pesar de la incertidumbre y los temores, muchos siguen siendo optimistas acerca del futuro tecnológico.
El artículo señala que gran parte de la investigación de IA está siendo realizada por empresas que, en principio, tienen mucho que ganar a partir del desarrollo de esta tecnología, habiendo además preocupación sobre la exactitud de las afirmaciones hechas sobre los avances en IA. Además, se sugiere que la Singularidad y la IA podrían ser más beneficiosas para las grandes corporaciones y los ricos que para el público en general.
Finalmente, el autor del artículo, David Streitfeld, indica que los intentos de regular la IA están en marcha, aunque la visión de cómo debería verse esa regulación no está clara. El ex CEO de Google, Eric Schmidt, sugiere que la industria tecnológica debería autorregularse, mientras que Sam Altman de OpenAI se muestra abierto a una regulación a cargo de las autoridades, aunque sin ofrecer detalles específicos. En última instancia, la Singularidad y la IA se describen como fuerzas que, aunque podrían tener implicaciones profundas para la sociedad, también están estrechamente vinculadas a los intereses de las grandes empresas de tecnología.