El IRS alega que Microsoft repartió indebidamente sus beneficios entre varias jurisdicciones internacionales durante el periodo de diez años, lo que ha llevado al gigante tecnológico a prepararse para lo que podría ser una prolongada batalla legal.
Daniel Goff, Vicepresidente Corporativo de Impuestos y Aduanas Mundiales de Microsoft, recalcó en el blog de la empresa la observancia por parte de Microsoft de las normas establecidas por el IRS sobre “precios de transferencia entre empresas”, un método utilizado para distribuir los beneficios entre distintos países y jurisdicciones.
Hace casi exactamente un año, el Center for International Corporate Tax Accountability and Research (CICTAR) publicó un exhaustivo informe en el que criticaba la estrategia fiscal global de Microsoft. El estudio sostenía que Microsoft emplea una compleja red de filiales para evitar el pago de sustanciales impuestos, privando así a los servicios públicos de fondos cruciales. Mientras que Microsoft tiene un margen de beneficio operativo declarado superior al 30%, los márgenes de beneficio en países como el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda son sólo del 3-5%, lo que plantea dudas sobre las prácticas contables de la empresa.
El informe destacaba las filiales irlandesas de Microsoft, que acumulan beneficios de operaciones globales pero no pagan impuestos de sociedades. También analizaba otro nexo crucial en la estrategia de evasión fiscal de Microsoft: las filiales de la empresa con sede en Singapur. El Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos también había sometido a Microsoft a una de las mayores auditorías de su historia, revelando el uso por parte de la empresa de las ventas intraempresariales para beneficiarse de acuerdos fiscales con el gobierno de Puerto Rico.
En respuesta a estas reclamaciones, Microsoft se encogió de hombros, afirmando que cumple plenamente las leyes y reglamentos en todos los países en los que opera. La pregunta sigue siendo: mientras gana miles de millones como contratista del gobierno, ¿está Microsoft aportando su parte justa a la sociedad?
Hace casi exactamente un año, el Center for International Corporate Tax Accountability and Research (CICTAR) publicó un exhaustivo informe en el que criticaba la estrategia fiscal global de Microsoft. El estudio argumentaba que Microsoft emplea una compleja red de filiales para evitar el pago de importantes impuestos, privando así a los servicios públicos de fondos cruciales. Mientras que Microsoft tiene un margen de beneficio operativo declarado superior al 30%, los márgenes de beneficio en países como el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda son sólo del 3-5%, lo que plantea dudas sobre las prácticas contables de la empresa.
El informe destacaba las filiales irlandesas de Microsoft, que acumulan beneficios de operaciones globales pero no pagan impuestos de sociedades. También analizaba otro nexo crucial en la estrategia de evasión fiscal de Microsoft: las filiales de la empresa con sede en Singapur. El Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos también había sometido a Microsoft a una de las mayores auditorías de su historia, revelando el uso por parte de la empresa de las ventas intraempresariales para beneficiarse de acuerdos fiscales con el gobierno de Puerto Rico.
En respuesta a estas reclamaciones, Microsoft se encogió de hombros, afirmando que cumple plenamente las leyes y reglamentos en todos los países en los que opera. La pregunta sigue siendo: mientras gana miles de millones como contratista del gobierno, ¿está Microsoft aportando su parte justa a la sociedad?
El tema de las grandes corporaciones, en particular los gigantes tecnológicos como Microsoft, que navegan por el complejo sistema fiscal mundial para minimizar su carga impositiva suscita un gran interés y un debate continuo. Microsoft no está sola en esto; otras empresas tecnológicas como Apple, Google y Amazon también se han enfrentado a un escrutinio similar.