Nuevo supercomputador simulará explosiones nucleares

El supercomputador más potente del mundo, apodado “El Capitán”, entrará en producción a finales de 2023, con un rendimiento máximo de más de 1,5 exaflops, o 1,5 quintillones de cálculos por segundo; es decir, más capacidad de cómputo que los 100 supercomputadores más potentes del mundo en conjunto.

El sistema proporcionará a “científicos y diseñadores de armas las herramientas computacionales necesarias para explorar el uso de nuevos materiales y componentes, mejorar la robustez y la seguridad, reducir los costes de mantenimiento y reducir los costes de fabricación y producción”, según el Departamento de Energía (DoE), que ha encargado el desarrollo del superordenador a Cray.

Cray, recientemente adquirida por HPE por 1.300 millones de dólares, fabricará el sistema, con un contrato total valorado en 600 millones de dólares.

Según el DoE, “El Capitán” realizará simulaciones en 3D que abordarán, por ejemplo, los problemas de antigüedad que enfrentan las armas nucleares, de los cuales los investigadores no disponen de datos de ensayos nucleares. El sistema tendrá una arquitectura que el adjudicatario, Cray, describe como “Unidad Central de Procesamiento (CPU)/Unidad de Procesamiento Gráfico (GPU) heterogénea”.

Además de la simulación de explosiones nucleares, las capacidades también beneficiarán a ámbitos científicos fundamentales como la investigación del cáncer, la optimización del diseño para la fabricación de materiales de construcción, el clima, la sismología y la astrofísica.


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La potencia computacional del sistema lo hará más potente que las 100 supercomputadoras más rápidas del mundo combinadas.

El sistema utilizará una nueva plataforma de software desarrollada por Cray y que también fue revelada el 13 de agosto. Con ello se pretende llevar a los superordenadores la “modularidad, la componibilidad y la facilidad de uso del cloud computing”. También crea una “plataforma de supercomputación abierta” al incluir APIs estandarizadas y soportadas para la integración, el acceso a los datos y la extensibilidad e interoperabilidad del ecosistema de software. Esto permitirá a los usuarios “componer modelos convergentes, simulaciones, análisis y flujos de trabajo de IA utilizando modernos microservicios y una robusta suite de herramientas y compiladores que soportan un amplio espectro de procesadores y aceleradores”, según Cray.

Ilustración (c) Kisan vía Shutterstock


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