Intel asegura llevar tres años de ventaja a la competencia

Mientras que la industria de semiconductores se distancia de la Ley de Moore, según la cual cada 24 meses es posible instalar el doble de transistores en la misma superficie de chips integrados, Intel sostiene que los principios establecidos por Gordon Moore en 1960 continúan siendo aplicables en 2017. La principal ventaja es que se incrementa la funcionalidad y el desempeño de los microprocesadores.

Sin embargo, lo anterior es cada vez más difícil de conseguir, por lo que el sector de semiconductores ha comenzado a desentenderse de los principios planteados por Moore, y en lugar de ello y explorar otros enfoques, como por ejemplo equipar a los procesadores y a los SoC (System on Chip) de circuitos secundarios cada vez más especializados.

Stacy Smith, director de producción en Intel, escribe en el blog de la empresa que gran parte la motivación del sector por reorientarse es que carecen de los recursos necesarios para dar continuidad a la ley de Moore. “El mundo actual, hay pocas empresas que pueden cumplir con los principios establecidos por Moore. La situación se dificulta con cada nueva generación de procesadores, desde una perspectiva no sólo técnica sino también económica. Sólo instalar los equipos necesarios en una fábrica existente tiene un precio de 7000 millones de dólares”, escribe Smith, quien considera que el sector de semiconductores se encamina a una consolidación debido a que cada vez menos empresas tienen los recursos para participar por cuenta propia en el sector.

El ejecutivo admite que en algún momento se alcanzará un límite impuesto por la física aunque precisa que aún no es posible vislumbrar ese límite en el horizonte. Smith recuerda que la física ha impuesto límites anteriormente, que la industria ha logrado superar. Mencionó, en tal sentido, el año 1990 cuando los componentes de los discos de silicio habían sido reducido a la mismas dimensiones de la longitud de onda de la luz utilizada en el proceso de producción; es decir, 193 nanómetros (nm). “La física era categórica: era imposible seguir avanzando” escribe Smith, quien recuerda que este límite fue superado y que Intel fabrica actualmente procesadores con una tecnología de 14 nm, y que a se aproxima la era de los 10 nm. luego de plantear que la tecnología de 7 y 5 nm plantea retos mayúsculos, recordó que es precisamente este tipo de retos que su empresa ha solucionado durante décadas.

Smith indica que la ley de Moore no plantea una carrera, propiamente tal, sino más bien una cooperación entre distintas empresas, cada una con su área de especialidad. Con todo, señaló que Intel tiene una ventaja de aproximadamente tres años con respecto a sus competidores en tecnologías de procesadores.

En julio de 2016, el propio sector de semiconductores llegó a la conclusión de que la Ley de Moore se mantendría vigente “para siempre”.

La medición plantea confusión
Por su parte, el director de arquitectura de procesadores de Intel, Mark Bohr, escribe paralelamente en otro artículo titulado “Aclaremos el desorden de los nombres” que ya no hay consenso entre las empresas del sector sobre las denominaciones de los procesadores. “Históricamente, el sector ha tenido presente la ley de Moore, dando a cada nueva generación de procesadores un nombre 0,7 veces inferior al precedente; una escala linear que implica el doble de densidad, por lo que hablamos de 90, 65,45 y 32 nm, que hicieron posible comprimir el doble de transistores en la misma superficie utilizada en el procesador anterior.

Según Bohr, algunos de los competidores de Intel han continuado dando sus productos nombres que implican tácitamente la reducción anterior, sin que los nuevos procesadores tengan, de hecho, una mayor densidad de procesadores. “El resultado es que los nombres dados a los procesadores se han convertido en un mal indicador del lugar donde se encuentra el procesador en la escala de la ley de Moore”. A juicio del ejecutivo, es necesario que el sector diseñe parámetros estándar para la medición de densidad. Bohr propone dos alternativas, que según su propia conclusión son insuficientes y, por lo tanto, inservibles.

En lugar de las dos opciones que él mismo descarta, Mark Bohr propone que el sector de microprocesadores, incluida Intel, retornen al procedimiento utilizado hasta hace pocas generaciones de procesadores, donde en lugar de considerar el ancho de los puertos de los transistores, se consideraba la densidad de los transistores en dos de las celdas binarias de los chips actuales; NAND, con dos inputs y cuatro transistores, y un scan flip-flop (SFF). Según tal medición, para el caso de las celdas NAND se considera el 60% de su densidad, y para flip-flop el 40%, obteniéndose así valores indicativos del número de transistores instalados por milímetro cuadrado. Bohr considera necesario proporcionar también las dimensiones de las células SRAM, aunque como un valor separado, debido a que la relación lógica en SRAM varía considerablemente. “Al utilizar estos parámetros, el sector pondrá orden en las denominaciones de los procesadores, lo que permitirá concentrarnos en continuar impulsando la ley de Moore”, concluye señalando Mark Bohr.

En este contexto, cabe señalar que en el marco de la conferencia Technology and Manufacturing Day de Intel, realizada esta semana, uno de los vicepresidentes de la empresa, Murthy Renduchintala, comentó que Intel se está alejando de la metáfora de tic-toc, misma que está sustituyendo por otra metáfora basada en oleadas de innovación. Con ello, Renduchintala quiso decir que cuando Intel comience a utilizar una nueva tecnología, con componentes más pequeños, en la ola siguiente se aplicarán mejoras que hagan posible desarrollar mejores surtidos de productos basados en la características de cada generación de procesadores. La estrategia vigente, tic-toc, incorporada en 2007, implica que cada “tic” es definido como la contracción de la tecnología de proceso, y cada “toc” como una nueva arquitectura. Así, cada año se ha producido un “tic”, correspondiendo un “toc” al año siguiente. En la práctica, esto ha resultado en que Intel haya podido mejorar un año la producción de los chips, y al año siguiente mejorar su arquitectura. Intel hizo un anuncio similar en marzo de 2016.

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Fotografía (c) Stock Studio vía Shutterstock

La ley de Moore se mantendrá vigente para siempre


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