La convergencia de los mundos físico y digital está cambiando casi todo aspecto de nuestras vidas de manera fundamental, sin excluir la forma en la que compramos. Esto representa una variedad de oportunidades, al igual que muchas amenazas para las que debemos estar preparados a enfrentar.
Dos investigaciones recientes resaltan este punto. Por un lado, un reciente estudio publicado por Wall Street Journal indica que por primera vez, las personas están haciendo más compras en línea que en la tienda. Pero, al mismo tiempo, investigaciones hechas por el British Retail Consortium (BRC) demuestran que el fraude en el comercio ha subido por 55 porciento año a año en el Reino Unido, impulsado en gran parte por un ascenso rápido en delitos perpetrados en línea.
A medida que la mayoría del comercio se traslada hacia el mundo en línea, las organizaciones en cada parte de la cadena deben asegurarse de estar debidamente equipadas para enfrentar las amenazas de los criminales cibernéticos de hoy. Porque, aunque las tecnologías de pago nunca han sido más seguras, los criminales nunca han sido tan hábiles.
Todos, desde líderes políticos, hasta directores de organismos policiales y altos funcionarios de la OTAN, coinciden en que el cibercrimen es ahora una de las amenazas más serias que se hayan presentado para los negocios, gobiernos y economías nacionales. La ola de hacks en bancos durante meses recientes demuestra plenamente la escala del daño que se puede sufrir.
Las organizaciones que velan por el cumplimiento de la ley han estado entre las primeras en admitir que los esfuerzos hechos para evitar esta creciente amenaza han resultado inefectivos hasta el momento.
Por este motivo, debemos enfocar nuestra atención en lo que se puede hacer de forma inmediata: prevención.
Es probable que los comerciantes, emisores de tarjetas y bancos no logren identificar a los ejecutores de estos crímenes, pero cada organización en el ecosistema de comercio y pagos puede adoptar tecnología ya disponible para detener el fraude antes de convertirse en víctimas.
Y debido a que nos rehusamos a no tomar acción en la lucha contra el fraude, estamos desarrollando constantemente tecnologías nuevas para anticipar amenazas futuras y protegernos contra ellas.
Por ejemplo, está el caso de los ataques a tarjetas no presentes. Estos representan más de la mitad de todo el fraude pero pueden evitarse por medio de técnicas de verificación de identidad ya existentes. Las herramientas de verificación de tarjetahabiente de primer nivel aún no son utilizadas de manera universal y, sin embargo, métodos mucho más seguros que utilizan la biométrica ya están listos para su implementación.
O miremos también las cuentos de millones de identidades de tarjetahabientes que todos los días quedan expuestas debido a fallas en los sistemas de comerciantes, un número que podría reducirse dramáticamente por medio del mayor uso de la encriptación y tokenización, que protegen los datos sensibles al hacer que los números de las tarjetas de los consumidores sean anónimos.
El punto crucial es que no existe una solución global para evitar las fallas en seguridad y ganarle al fraude – se hace esencial un enfoque de múltiples capas.
Para sacar ventaja en esta batalla, se requiere del compromiso universal de las instituciones financieras, comerciantes y redes de pagos, como también de la prevención entre consumidores.
Mediante estándares globales indicados, los mejores productos y servicios, y el deseo de innovar constantemente, será posible asegurar que todos estén protegidos en todo lugar y en todo momento de pago, lo que en definitiva definirá y defenderá el futuro de los pagos.
Por Ajay Bhalla, presidente de riesgos y seguridad empresarial global de MasterCard