Hasta ahora, la información sobre la dinámica interna de la empresa finlandesa Nokia ha sido relativamente reducida. Sin embargo, el periodista Sampsa Kurri ha estudiado el tema en detalle, junto con entrevistar a 10 personas que trabajaban en lo que, según el plan, habría de convertirse en el nuevo sistema móvil del mundo: Meego.
Meego era un proyecto conjunto entre los gigantes Nokia e Intel, que según el plan se convertiría en el sucesor de Symbian. Symbian, en tanto, era el antiguo sistema operativo móvil de Nokia, que si bien es cierto había dominado el mercado, estaba encaminado a la obsolescencia con la llegada del iPhone en 2007. Según Kurri, esta posición del liderazgo habría sido utilizada internamente como argumento contra la innovación, en una serie de conflictos internos en Nokia.
El relato de Kurri comienza en 2005, cuando Nokia nombró un pequeño grupo dedicado a trabajar con teléfonos móviles basados en open source. El grupo tenía pocos recursos, y también poca burocracia. Experimentó un rápido desarrollo y ritmo de producción, pero los productos resultantes dependían en gran medida de proveedores, aparte de tener una gestión algo deficiente. Esto resultó en que los productos no tuvieran el grado de excelencia necesario.
Con el paso del tiempo, los problemas se trasladaron al extremo contrario; demasiada burocracia e intromisión de diversas gerencias, como asimismo políticas internas divergentes. Kurri da cuenta además de falta de enfoque, visión de conjunto y liderazgo eficaz. A modo de ejemplo menciona el caso de la empresa Trolltech, adquirida por Nokia en 2008, cuya plataforma de desarrollo QT se convertiría en un elemento clave de los programas de desarrollo de software en Nokia. Sin embargo, las distintas corrientes internas en Nokia apostarían por distintos interfaces; uno de ellos para Symbian, y otro para Maemo, cuyo nombre cambiaría posteriormente a Meego.
Las fuentes consultadas por Kurri acusan al grupo Symbian de poner obstáculos al sistema emergente, Meego, lo que resultó en que enormes recursos económicos y humanos fueran destinados a estrategias paralelas.Cientos de personas trabajaban con estos proyectos en Nokia, y para muchos de ellos la situación no tenía sentido, escribe Kurri.
A pesar de la oposición del grupo Symbian y sus gerentes, los proyectos de open source recibieron cada vez más recursos, aunque sus jefaturas eran algo deficientes. Los desarrolladores perdían la visión de conjunto, y se carecía de orientación sobre la meta. Así, los empleados trabajaban cada uno dedicado a lo suyo, incapaces de ver el proyecto de manera integral. La comunicación entre los distintos equipos era deficiente, con lo que algunos grupos cometían los mismos errores en que habían incurrido sus colegas.
Esta situación de ninguna manera mejoró con la incorporación de Intel en 2010. La combinación de desarrolladores de Intel y Nokia resultó en un grado un mayor de complejidad, que la gerencia era incapaz de controlar.
Así, mientras Nokia repartía sus recursos en tres distintos sistemas, con tres distintas estrategias, la competencia trabajaba de manera metódica y enfocada. Apple se concentraba en su iPhone, mientras Google lograba unificar a grandes sectores en torno a Android. De esa forma, Apple y Google establecieron grandes ecosistemas de desarrolladores en torno a sus respectivos sistemas operativos móviles, donde la intención era que los programas funcionaran de manera transversal en todas las unidades. Esto resultó en que los consumidores tuvieran acceso a una enorme variedad de aplicaciones. Las reglas del juego de la industria de la telefonía cambiaron, trasladándose del teléfono móvil en sí, a los grandes ecosistemas. Una vez consolidada esa situación, Nokia comenzó a experimentar dificultades, debido al desinterés de sus socios comerciales existentes y potenciales por sus soluciones.
Cuando Stephen Elop, ex empleado de Microsoft, tomó el mando de la empresa en 2010 inició un proyecto conocido internamente como Sea Eagle, con el fin de estudiar alternativas a la estrategia de Nokia para smartphones. Según Kurri, Elop habría concluido que el desarrollo avanzaba con exagerada lentitud, y que Symbian y Meego sencillamente no eran viables. Por lo tanto, durante la primavera de 2011 distribuyó su famoso memo interno en que describía Nokia como una plataforma petrolera en llamas. Este memo sentaría la base para la transición de Nokia hacia Windows Phone y posterior alianza estratégica con Microsoft. Con ello, Elop renunció al objetivo estratégico de controlar, o al menos ser relevante, en el desarrollo del software en el mundo de la telefonía móvil. La plataforma Symbian de Nokia, que llegó a dominar el mercado, no tendría un sucesor.
Kurri recalca que varias de las fuentes consultadas tienen razones sobradas para sentir ofuscación ante la gerencia de Nokia, debido al enorme volumen de trabajo que resultó ser totalmente desperdiciado e inútil.
Ahora, Nokia se juega todo a Windows Phone 8. Considerando qué beneficia más a los usuarios en términos de innovación y competencia, la mejor opción es indudablemente que Windows Phone 8 cobre fuerza y se instale en el mercado como una alternativa atractiva al iPhone y al ecosistema Android.
Ilustración: Stephen Elop, CEO de Nokia (fotografía de Luca Sartoni, con licencia de Creative Commons).