Creado en 1982, Elk Cloner fue el primer virus del mundo, y su autoría corresponde a Rich Skrenta, quien en ese entonces era un muchacho de sólo 14 años de edad. El virus fue escrito para las máquinas Apple II, que al infectarse mostraban el siguiente mensaje en pantalla por cada cincuenta veces que se encendiese la computadora:
Elk Cloner: The program with a personality
It will get on all your disks
It will infiltrate your chips
Yes it´s Cloner!
It will stick to you like glue
it will modify RAM too
Send in the Cloner!
Al tratarse de un período en que Internet era un sistema limitado a los círculos académicos, la propagación de Elk Cloner se producía mediante disquetes.
La denominación virus informático fue introducida en 1983 por el investigador Fred Cohen, quien usó tal concepto para referirse a sus experimentos de códigos autorreproducibles. Sin embargo, la producción masiva de tales códigos -y la competencia por crear los virus más destructivos, molestos o ingeniosos- surgió luego del lanzamiento del libro Neuromancer de William Gibson, que sirvió de fuente de inspiración para muchos escritores de virus.
El primer virus que llamó la atención mediática a nivel mundial fue Jerusalen, que luego de propagarse silenciosamente liberaba su carga destructiva cada viernes 13, eliminando archivos en las máquinas infectadas.
Con ello se había dado inicio a la eterna lucha entre los escritores de códigos malignos y su contraparte, las empresas de seguridad informática y sus programas antivirus.
Hasta el surgimiento del nefasto ILOVEYOU, el virus más costoso de la historia había sido Melissa, creado por el estadounidense David Smith, y que ocasionó pérdidas mundiales del orden de los 80 millones de dólares. Tal cifra es modesta comparada con los 15 mil millones de dólares en que se calculan los daños causados por ILOVEYOU, cuya presunta autoría se atribuye al filipino Onel Guzmán.