Para lograr lo anterior, las compañías están planeando poner un número de tres dígitos al reverso de todas las nuevas tarjetas de crédito que sean emitidas. Dicho número tendrá que ser proporcionado cuando se pague por cualquier compra que no sea hecha personalmente. Adicional a esto, se requerirá la confirmación de la dirección de la casa.
Sin embargo, otros reportes han informado que las compañías están pensando abandonar por completo las firmas, y usar un sistema el cual pide proporcionar un número de contraseña al momento de realizar las compras.
De acuerdo a the Association for Payment Clearing, las transacciones fraudulentas hechas el año pasado tuvieron un valor de 190 millones de libras esterlinas. Aunque, se cree que solamente 4 millones de la cantidad total estuvieron relacionados con fraudes hechos vía Internet.