Videovigilancia en Chile: No sólo basta con grabar

Actualmente es muy común ver videos de cámaras de seguridad o de cazanoticias en los noticieros nacionales. Las imágenes denuncian momentos de conflicto, en dónde la seguridad o legalidad se ven vulneradas.

Chile como país ha abrazado la tecnología en relación a estos temas, los distintos usuarios entienden el valor del video como un documento de prueba y de prevención de delitos, especialmente cuando provienen de cámaras de vigilancia.

Lo anterior se ha transformado en una necesidad ciudadana a nivel nacional en torno a la seguridad. Según cifras de la última “Encuesta nacional urbana de seguridad” del Instituto Nacional de Estadística (INE), la cual recoge datos del año 2011: El 31, 1 % de los ciudadanos chilenos se declaró víctima de algún delito, lo que significa un aumento del 2,8% anual en este índice de victimización. Es por datos como éstos que en el país se ha desarrollado la captación de videos en red como sistema de prevención, control y seguridad a nivel de personas, comercio, empresas, y también como un registro válido en material legal y en el ámbito gubernamental, para generar políticas tendientes a fortalecer esta materia.

La implementación de sistemas de videovigilancia comenzó en Chile en 1993, bajo un sistema colaborativo entre Carabineros y los municipios, con el fin de controlar y prevenir los delitos. Sin embargo, el éxito práctico de este método hizo que se expandiera a otras funciones aplicadas, como su uso en el control del tránsito, la locomoción colectiva, la seguridad de locales comerciales, empresas y hasta en el sector privado.

Por ejemplo, Santiago cuenta con cámaras que vigilan el debido uso de las “vías exclusivas” para vehículos de uso colectivo, como buses y taxis. Los buses del Transantiago cuentan con cámaras que captan la actividad dentro del vehículo para evitar o combatir a los responsables de asaltos, y también, cada vez son más los dueños de locales comerciales que cansados de los asaltos, instalan servicios de seguridad con videovigilancia. Este auge en el uso de las imágenes para prevenir situaciones no deseadas se entiende en el país, ya que han funcionado de forma efectiva y adecuada para sus fines, además de poder usarse como evidencia y prueba en el sistema judicial, lo que le entrega un respaldo y una garantía invaluable a sus usuarios.

Según nuestra legislación, el juez de un tribunal de garantía puede acceder a la exhibición de un video de éstas características como medio de prueba en una audiencia. En enero de este año por ejemplo, un grupo de mujeres de la región de la Araucanía fueron liberadas de los cargos de desórdenes públicos y daños al fisco tras tomarse un video de Youtube como prueba a su favor. De esta misma forma, las imágenes de delitos que captan las cámaras de videovigilancia, ya sean de servicios prestados o propias, han tenido aún mayor impacto a la hora de identificar delincuentes, probar hechos en juzgados, e intimidar a los agresores.

Hoy cualquier empresario o dueño de un local comercial puede instalar cámaras de video con el fin de resguardar la seguridad, pues no existe obligación de notificar a las autoridades administrativas al respecto, lo que es un incentivo a la hora de optar por invertir en este tipo de medidas de seguridad. No obstante, aunque la gran mayoría adopta este método, en muchos casos, el presupuesto de pymes y oficinas los obliga a optar por sistemas que resultan anticuados, que no pueden gestionarse a la distancia, no permiten la grabación y almacenamiento a largo plazo o no cuentan con sistemas de administración inteligente de las imágenes.

La tecnología en esta materia está disponible y cada vez es más accesible. Por ejemplo, la empresa Iomega ha creado equipos “NAS StorCenter” de alta capacidad que almacenan hasta 36 Terabytes de información, y pueden adquirirse sin costo adicional con un software de gestión de videovigilancia llamado “MindTree” que es totalmente novedoso e inteligente. Esta aplicación permite visualizar las imágenes en tiempo real desde cualquier lugar con conexión a internet. Además, envía alertas de detección de pérdidas e interferencias en el vídeo y alertas de seguridad en movimiento que funcionan vía mail.

Con estos sistemas, que pueden administrar y almacenar datos sin borrar el contenido de hasta 48 cámaras en largos periodos de tiempo, los dueños de oficinas o negocios pueden ir un paso más allá en la prevención de los delitos relacionados a sus actividades, pues les permite gestionar la información audiovisual, lo que optimiza las posibilidades de hacer efectivos estos sistemas. Por ejemplo, con un sistema como éste, las imágenes no sólo se almacenan en el lugar físico en que las cámaras están instaladas, sino también se cuenta con un respaldo en la nube e internet, haciendo imposible la tarea de un ladrón o antisocial a la hora de intentar destruir los respaldos del lugar en donde ha delinquido.

El desafío entonces es a mejorar estos sistemas, lo que puede sonar como una gran y costosa acción, lo cual no es si se cotiza, se informa y se buscan opciones de este tipo que lleven la grabación de imágenes a una prevención de riesgos y delitos asegurada a su máxima capacidad. Hoy no sólo basta con instalar cámaras de videovigilancia, hay que también pensar en su gestión y asumir con responsabilidad la lección de los sistemas que se utilizan. Las opciones existen y se encuentran a precios accesibles para todo tipo de comerciantes y empresas pequeñas.

Por Guilherme Soares, Vicepresidente de Ventas Iomega para América Latina


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