El ser humano está en constante búsqueda de maneras para agilizar procesos y tareas cotidianas; es aquí en donde la tecnología ha sido un aliado importante en toda esta transición a lo largo de los años. Por ejemplo, los trenes que surgieron como producto de la Revolución Industrial en Inglaterra en los siglos XVII y XIX con el objetivo de optimizar el traslado de personas o mercancías de un lugar a otro.
Actualmente, en pleno Siglo XXI hemos adoptado la tecnología como parte indispensable de nuestra vida diaria, ya que ha desplegado sus beneficios no solamente hacia terrenos laborales, sino que también se han adaptado a nuestras vidas personales gracias a esta constante búsqueda por la mayor comodidad posible a través de herramientas digitales. Gracias a ello, prácticamente todo lo que conocemos está en proceso de modernización, lo que ha dado pie al surgimiento de las Smart Cities.
Según Structuralia, para el año 2050 un 85% de la población mundial residirá en ciudades, una evidencia de la progresiva masificación de las metrópolis cuyas consecuencias comienzan a ser evidentes: desabasto energético, las excesivas emisiones nocivas de la atmósfera y la saturación del tránsito vial. Ante tal panorama, las ciudades más importantes alrededor del mundo buscan adaptarse a estos cambios con el objetivo de fomentar la sustentabilidad.
Ahora bien ¿Qué son las “Smart Cities” o “Ciudades inteligentes”? Cuando hacemos referencia a las “Smart Cities” hablamos de una tendencia global que va de la mano con el uso de la tecnología para impulsar la innovación, el desarrollo de las comunidades y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos teniendo como eje principal la sostenibilidad.
Por ejemplo, las urbes para resolver problemas de movilidad han instalado sensores distribuidos en diferentes puntos estratégicos dentro del territorio, mismos que se dedican a recolectar y distribuir información en tiempo real. También, el alumbrado público se ha adaptado al nivel de iluminación necesario para las condiciones del entorno e incluso las cámaras de seguridad se han vinculado a un software de análisis con reconocimiento facial. Estos puntos son sólo algunos esfuerzos de las múltiples maneras en las que pueden funcionar las ciudades inteligentes para mejorar la calidad de vida de los habitantes.
En América Latina, el crecimiento demográfico ha sido un fenómeno incomparable y de alto impacto debido a la gran densidad de la población, lo que ha llevado a una inevitable innovación tecnológica para enfrentar los retos de sostenibilidad, calidad de vida y competitividad dentro de la región.
Hoy por hoy, en México, según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) existen 4 ciudades reconocidas como Smart Cities. Hablamos de Tequila Inteligente en Jalisco, el proyecto Maderas en Querétaro; Ciudad Creativa que también está en Jalisco y Smart City en Puebla.
Cabe mencionar que la ciudad perfecta aún no existe, aunque las expectativas de los ciudadanos sobre los servicios que tienen a su disposición van al alza, para cubrir esta demanda se necesita una plataforma impulsada por Inteligencia Artificial, donde las herramientas tecnológicas converjan en un mismo lugar para que así, todos los procesos e implementaciones necesarias para que se propicie el desarrollo y crecimiento de las “ciudades inteligentes” tomen lugar.
De igual manera, será de suma relevancia comenzar a implementar herramientas que nos ayuden a poder alcanzar el desarrollo de dichas ciudades ya que estas requieren tecnología de punta respaldada por instrumentos digitales que ayuden a impulsar el Internet de las Cosas (IoT), agilizar la automatización de procesos y optimizar tiempos gracias a la digitalización de flujos de trabajo.
Esta es una tarea que, tanto gobiernos como empresas, deben asumir ya que el futuro de bienestar de las sociedades se encuentra en el desarrollo de las futuras “Smart Cities”.
Por Mauricio García-Cepeda, vicepresidente de ServiceNow para Hispanoamérica