Aún tratándose de Internet -en que el tiempo adquiere una nueva dimensión- la vida de Napster fue bastante breve. El controvertido servicio surgió durante el verano de 1999 y al poco tiempo fue definido como una de las mayores amenazas de la historia de la industria discográfica.
Y fue así que mientras que tal industria, representada por RIAA, y un sector de los músicos –presididos por la banda Metallica- reaccionaron con indignación y querellas contra Napster, los amantes de la música celebraron, en todo el mundo, el ingenioso concepto de distribución descentralizada de música.
En menos de un año, Napster consolidó una masa de usuarios que bordea los 40 millones; es decir, alrededor del 10% de los usuarios mundiales de Internet. De manera paralela al éxito de Napster, programadores y fabricantes de equipos se abocaron a desarrollar dispositivos diseñados para la lectura del formato de música MP3.
Luego de intensas rondas en los tribunales, el 26 de julio una corte estadounidense falló a favor de RIAA, dictaminando la clausura de Napster y el pago de indemnizaciones multimillonarias. La apelación de Napster fue acogida por los tribunales, que suspendieron la orden de clausura hasta que el caso hubiera sido resuelto por todas las instancias legales pertinentes.
Fue entonces que el gigante discográfico BMG, propiedad del grupo alemán Bertelsmann, decidió respaldar económicamente a Napster mediante un acuerdo de cooperación. El tono adoptado por BMG fue que sería mucho mejor formar una alianza con Napster que derrotar y eliminar a la compañía en los tribunales de justicia.
Los observadores coinciden en que el CD desaparecerá a futuro y que será sustituido por sistemas de distribución digital.
Bertelsmann parece entonces haber hecho un buen trato con su acuerdo con Napster, que resultará en un sistema comercial de distribución de música, a ser implantado el 1ro. de enero.