Según cables provenientes de Inglaterra, el ingeniero Ralph Dressel, de Royal Scandia Investment Bank, descubrió accidentalmente una base de datos que contenía información de millones de clientes de bancos estadounidenses, incluyendo las claves personales de acceso al sistema. Al contar con tal información habría sido posible para terceros transferir dinero desde las cuentas de los clientes de los bancos afectados.
El hallazgo fue hecho por Dressel en el sitio de una compañía especializada en desarrollar software de monitorización para entidades bancarias. Un total estimado en 15 mil millones de dólares depositados en las cuentas estuvo expuesto debido al grave error de seguridad.
El caso fue denunciado al FBI y a la policía británica, que decidieron dar a conocer el tema a la opinión pública con el fin de proteger los intereses de los clientes de los bancos afectados.