La quiebra de Iridium se explica fundamentalmente por el hecho de que sus teléfonos satelitales tenían un peso y tamaño exagerado en comparación con los diminutos teléfonos móviles disponibles actualmente. Si a ello se suma el elevado costo del propio teléfono satelital y de las llamadas telefónicas vía satélite, puede constatarse que Iridium sencillamente dejó de ser un concepto competitivo.
Hace cinco años, el concepto de Iridium era brillante y motivó grandes expectativas en el mercado de las telecomunicaciones. El sistema comenzó a funcionar en noviembre de 1998, aunque en todo momento se caracterizó por las reiteradas dificultades a nivel gerencial, finanzas tambaleantes y escasas ventas.
La inversión total, ahora perdida, del proyecto Iridium ascendió al los 5 mil millones de dólares. Según diversas versiones, los 66 satélites de Iridium serán puestos fuera de órbita con rumbo a la atmósfera, donde se quemarán inevitablemente.