Pros y contras de los coches inteligentes

Opinión: Los coches inteligentes han llegado para quedarse. Las predicciones de la industria del automóvil sitúan la existencia de coches autónomos entre 2020 y 2030.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta la legislación vigente sobre vehículos autónomos: hay países donde están permitidos o en  estudio y otros donde están prohibidos. Tal y como pasa con otras innovaciones tecnológicas, todavía hay debate  social y político sobre qué hay que hacer, que la tecnología podría estar a  punto antes de que el debate sea maduro.

En la actualidad la industria automovilística trabaja con unos márgenes de error muy pequeños. Si un sistema de frenado tiene una fiabilidad del  99 %, esto quiere decir que fallaría una vez de cada cien. Pero en el  futuro, con una preponderancia de coches inteligentes, «no podrá fallar nunca.  Un vehículo no se  puede colgar como un ordenador o un móvil, porque puede  costarte la vida (y, a veces, lo hace). En el caso de los vehículos, que son un bien de consumo masivo, hay  que conseguir esta fiabilidad de forma muy extendida y con un impacto económico  pequeño en el coste del vehículo. Es decir, tiene que ser bueno, bonito y  barato», aseguran los expertos.

Por lo tanto, la irrupción del vehículo inteligente puede conducir a  tecnologías más fiables, nuevas interfaces de interacción, más seguras y eficientes y que nos permitan interactuar solo con  la voz, y también a una nueva manera de pensar las ciudades inteligentes por el  hecho de que se derivaría la sensorización al ciudadano.

¿Qué es un coche inteligente?

Los coches inteligentes pueden traer un nuevo cambio en nuestra forma de  interactuar con el entorno. Pero ¿qué quiere decir «coche inteligente»? Ahora  mismo hay tres elementos básicos imprescindibles: todo lo que se refiere a la  gestión del vehículo  (que permite realizar una gestión eficiente y  diagnósticos sobre su funcionamiento. Ya hace tiempo que los vehículos  incorporan estos adelantos, pero son casi imperceptibles para el usuario y su  manera de conducir), las aplicaciones de apoyo al conductor (las  aplicaciones de navegación que ya se usan actualmente y las que permiten  interactuar remotamente con el vehículo. Serían aplicaciones parecidas a las del  teléfono inteligente) y, por último, las aplicaciones de actuación  sobre el vehículo (estas son quizás las que serán más  importantes en el futuro por todo lo que pueden implicar. Todos recordamos  películas como Yo, robot o El sexto día, en la que la conducción manual estaba casi  prohibida).

Las aplicaciones sobre el propio vehículo son el ámbito más  rupturista. La conducción automática de vehículos puede  tener varias ventajas, como por ejemplo reacciones más rápidas, pero también  previsibles si todos los vehículos se conducen automáticamente. También se  podría regular el  flujo de vehículos de forma que se evitaran embotellamientos, ordenar el aparcamiento (puesto que, si un sistema sabe si hay un sitio  libre y ha decidido enviar un vehículo, ningún vehículo llegaría antes). Por  último, y hay que tenerlo muy en cuenta, el conductor podría relajarse  cuando conduce.

También es posible hacer un mal uso de estos vehículos. Si no se encuentra  aparcamiento, se podría dejar el vehículo dando vueltas solo  y, si todo el mundo hiciera lo mismo, tendríamos una ciudad llena de  “coches zombis”.

Deberes para las ciudades inteligentes

Los vehículos que se autoconducen implican muchas tecnologías y, por lo  tanto, se necesitaría un esfuerzo de las administraciones para regularlas, de  modo que implantaran un modelo de gestión eficiente. Haría falta sensorizar la  ciudad para tener información de tránsito y aparcamientos. Y, de hecho, los propios vehículos pueden convertirse en sensores y  transmitir esta información. Y también habría que definir formatos de intercambio de datos estándar,  incorporar sistemas de sensores en el vehículo: de proximidad, de visión por  computador, etc. Por último sería necesario gestionar grandes volúmenes de  información conectados por la red.

Por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)

Imagen: Vehículo autónomo vía Shutterstock © RioPatuca


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