Peter Angelos, abogado que alcanzó renombre por su campaña de demandas contra la industria tabacalera estadounidense, ahora ha dirigido su ambiciosa mirada contra otra industria altamente lucrativa: la telefonía celular.
Angelos se basa en suposiciones, carentes de fundamento científico probado, de que el uso frecuente de teléfonos celulares puede producir cáncer cerebral debido a la radiación que emiten.
Por el contrario, diversas investigaciones –dos de ellas incluso comisionadas por las autoridades inglesas y estadounidenses, respectivamente- concluyen que no existen pruebas de que dichos aparatos produzcan daño alguno a los usuarios.
En Estados Unidos es común que abogados cazafortunas se ofrezcan a representar a víctimas, reales o supuestas, de actores corporativos, con el fin de obtener indemnizaciones millonarias, de las que se benefician personalmente mediante un sistema de fuertes comisiones.