Desde que dio a conocer los dispositivos desechables en octubre del año pasado, Altschul, propietaria de Dieceland Technologies, ha recibido pedidos por un valor de $113.5 millones.
Los teléfonos móviles de papel pueden operar desde cualquier parte del mundo y ser desechados una vez que se han usado los 60 minutos de tiempo de llamada. La inventora relata haber diseñado el producto después de escuchar accidentalmente una conversación en que dos funcionarios de aerolíneas se quejaban de las limitaciones geográficas de sus teléfonos móviles convencionales.
Se espera que los teléfonos desechables sean comercializados a un precio mínimo de 11 dólares.