Opinión | Digitalizar el entorno financiero de las Pymes proporciona una visión 360º del negocio

La pandemia ha puesto en evidencia que existe un cliente digital al que las organizaciones han tenido que adaptarse, actualizando, entre otras cosas, sus canales de venta y relación con ellos.

La digitalización de las pymes ha sido clave durante los últimos meses. De hecho, han sido aquellas organizaciones que han mostrado un nivel de digitalización más alto las que han conseguido mantener sus estructuras a flote durante los últimos meses. Además, las empresas con áreas financieras más digitalizadas han resistido mejor en un escenario marcado por la incertidumbre y el cambio continuo.

Las pymes más digitales han podido proporcionar, a través de su dirección financiera, una visión 360º del negocio. Esto ha aportado grandes dosis de elasticidad para estirarse y contraerse en función de las circunstancias de cada momento.
Además de la agilidad, la mejor predisposición para la toma de decisiones y la gran versatilidad que aporta la digitalización del ecosistema pyme, la COVID-19 ha puesto en evidencia el impacto de la transformación digital en el área financiera. Esta digitalización ha permitido, no solo, la continuidad de los procesos de negocios en un entorno cambiante, sino que ha puesto en valor el protagonismo de los departamentos financieros.

De hecho, gracias a la información financiera que proporciona la tecnología, en concreto, los sistemas ERP, muchas pymes han podido tomar decisiones, en tiempo real, sobre aspectos críticos relacionados con sus finanzas. Gestión de cobros y pagos, optimización de gastos o tesorería adecuada, han sido algunos de los aspectos sobre los que la digitalización de las áreas financieras ha impactado en positivo durante la crisis.

La pandemia ha puesto en evidencia que existe un cliente digital al que las organizaciones han tenido que adaptarse, actualizando, entre otras cosas, sus canales de venta y relación con ellos.

Está claro que la digitalización supone un cambio de paradigma, de cultura corporativa, de visión de negocio para orientar, tanto la operativa como la estrategia a la eficiencia, a la velocidad y a la rentabilidad. Trasladado este principio al entorno financiero, es importante destacar cómo los escenarios inestables e inciertos hacen que la organización precise de análisis financieros detallados y 100% fiables sobre el estado de situación de cada una de las áreas que conforman el negocio. Estos informes proporcionan una visión integral y actualizada de la compañía y facilitan, por tanto, la toma de decisiones.

Por otro lado, dadas las circunstancias, estudiar adecuadamente los costes y la rentabilidad se ha convertido en un must have para las empresas, con independencia de su tamaño, sector o actividad. Las pymes que han contado en sus entornos financieros con la ayuda de un ERP han podido repensar con más velocidad y acierto el destino de sus recursos. Y, en este sentido, la reestructuración de los negocios o, simplemente, de determinados procesos, conforme a los datos obtenidos y una gestión más unificada de la información ha sido clave para seguir siendo, operativos en algunos casos y competitivos en otros.

El área financiera debe liderarse de forma transversal y en coordinación directa con el resto de los departamentos por lo que la cultura financiera y la gestión detallada del dato que ofrecen las soluciones de BI han sido claves durante la crisis y seguirán siendo relevantes en el futuro.

En todo caso, la digitalización de las pymes deberá poner en el centro a tres elementos críticos: tecnología, personas y procesos. Y buscar la eficiencia, la flexibilidad y la seguridad en la implantación de cualquier solución de gestión financiera. Pero, ese será solo el punto de partida. Más allá de eso, la tecnología deberá permitir que las empresas planifiquen con antelación, que puedan adaptarse a situaciones extremas e imprevistas, y facilitar la tomar decisiones -basadas en datos veraces y actualizados- de forma rápida y en tiempo real.

Por lo tanto, teniendo en cuenta que muchas organizaciones han operado bajo una digitalización “de urgencia”, ahora toca analizar qué procesos han mejorado con la tecnología y qué otros son susceptibles de hacerlo. Habrá que ver también si la tecnología implementada es la adecuada o si tiene o no margen de mejora. Eso sí, como explican desde Datisa, poniendo siempre el foco en que cualquier inversión tecnológica que se haga en este momento deberá estar sometida al imperativo de la rentabilidad y el ROI.

Por Pablo Couso, director comercial de Datisa


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