La miniaturización de los teléfonos móviles avanza a pasos agigantados. Nokia, cuyo modelo 8210 es uno de los más pequeños del mundo con sus 79 gramos de peso y dimensiones de 101.5 x 44.5 x 17.4 mm, asegura disponer de la tecnología necesaria como para fabricar celulares tan diminutos, que incluso podrían ser usados como adornos colgantes o relojes de pulsera.
Con todo, la propia compañía considera que el mercado quizás no será lo suficientemente receptivo ante celulares extremadamente pequeños, debido a que, en la práctica, su uso se haría más difícil.
Al respecto, un portavoz de la compañía señaló en la capital finlandesa Helsinki que el mayor desafío técnico que plantea la producción de teléfonos diminutos es el tiempo de vida de la batería. Indicó que las baterías actuales, incluso las mejores, no logran concentrar la suficiente energía como para que los teléfonos en miniatura tengan un tiempo de suspensión (stand-by) aceptable.
En tal sentido, Nokia considera que el desarrollo de las baterías está dos años retrasado en comparación con el desarrollo de los teléfonos celulares.