Actualmente, Microsoft experimenta una competencia cada vez mayor, proveniente de sistemas basados en el código abierto. Eso se aplica en grado preocupante para la compañía a gobiernos y entidades públicas de todo el mundo. Si Microsoft pierde el control que tiene sobre tal grupo de clientes, el mercado del software podría experimentar cambios radicales y generalizados.
Como parte de su nueva estrategia, Microsoft ha decidido entonces permitir a los gobiernos de todo el mundo un acceso controlado a su código fuente.
La compañía señala que la finalidad principal es permitir que tal grupo de usuarios adapte y asegure sus sistemas según sus propios deseos y necesidades.
La OTAN y Rusia ya habrían firmado acuerdos con Microsoft, en tanto que la compañía sostiene conversaciones con otros 60 gobiernos.