Metamorfosis empresarial: Las tres etapas de una Transformación Digital exitosa

Opinión: Hace 10 años no hubiéramos pensado hacer viajes con un mapa, subirnos al auto con un extraño o dormir en casa de un desconocido. Hoy son prácticas normales. Las personas se enfocan tanto en el valor que otorgan estos servicios digitales que sus expectativas han cambiado, y ahora lo impensable es no tenerlos disponibles.

Cuando el término Transformación Digital se utilizó por primera vez para describir la trayectoria de una empresa moderna, muchos consultores y especialistas de la industria descartaron su relevancia como sólo una nomenclatura o una evolución de las prácticas de negocio actuales. El tiempo ha demostrado que es real: los ejecutivos reconocen la gran necesidad de ofrecer al usuario final servicios digitales relevantes que se conviertan en valor agregado, comunicación y colaboración continua.

Waze, Uber y Airbnb son ejemplos de esta Transformación Digital. Hace 10 años no hubiéramos pensado hacer viajes con un mapa, subirnos al auto con un extraño o dormir en casa de un desconocido. Hoy son prácticas normales. Las personas se enfocan tanto en el valor que otorgan estos servicios digitales que sus expectativas han cambiado, y ahora lo impensable es no tenerlos disponibles.

Lo primero que cada CEO y ejecutivo debe preguntarse es cómo brindar valor a sus usuarios a través de un medio digital (sean aplicaciones móviles, herramientas en la nube o servicios basados en Internet), pero es indispensable entender, diseñar y desarrollar esa capacidad digital para sobrevivir y prosperar. Aun así, aunque conformar servicios digitales es esencial, no basta para asegurar el éxito y la diferenciación a largo plazo. El proceso de la Transformación Digital también se debe planear y realizar cuidadosamente en tres etapas sucesivas: continuidad de negocios, agilidad en los servicios y visibilidad.

Continuidad de negocios
El enfoque primordial es asegurar que cuando el servicio se solicite, esté disponible y presente de inmediato. Esta etapa se compone de dos elementos: alta disponibilidad y disponibilidad de los negocios.

La alta disponibilidad consiste en diseñar el servicio de tal manera que ninguna falla esperada cause interrupción. Por lo general se asocia con la virtualización —abstraer una carga de trabajo informática del servidor físico y equilibrar el servicio en varios componentes también físicos—. Sin embargo, la alta disponibilidad también abarca el agrupamiento de software en elementos comunes como bases de datos y servidores web.

La disponibilidad de los negocios, en tanto, consiste en diseñar el servicio de forma que no se vea afectado por las acciones humanas accidentales o intencionales. Los errores de configuración accidentales en la nube pública han producido horas de tiempo de inactividad, y la explosión de malware y ransomware han ocasionado la indisponibilidad de los servicios. Las repercusiones financieras y empresariales de esos eventos son tan significativas que es difícil incluso enumerarlas.

Las acciones maliciosas también suponen un problema. Los empleados insatisfechos borran datos o deshabilitan sistemas intencionalmente, de ahí que sea necesario planear e implementar métodos que mitiguen estos problemas. Con frecuencia se relacionan con el respaldo y la replicación de los datos, pero también con la validación continua de que tales prácticas sean suficientes y puedan aplicarse para restaurar la disponibilidad bajo presión. La automatización y coordinación son esenciales en este esfuerzo de recuperación.

Agilidad en los servicios
La llegada de los servicios en la nube y el modelo de servicio basado en consumo significan que las empresas pueden utilizar planes contra fallas en caso del colapso total del ambiente.

Planear y automatizar esta agilidad conduce a una entrega de servicios permanente. No obstante, la agilidad en la entrega de servicios no debe considerarse sólo desde una perspectiva de recuperación ante desastres, pues posee un importante valor empresarial conforme las compañías se expanden hacia regiones geográficas donde se requiere soberanía de datos, o para optimizar costos cada vez que los precios asociados con los servicios en la nube presentan una ventaja para la entrega a través de ese medio.

La agilidad también ayuda a las empresas que manejan picos en la demanda de servicios, como las instituciones de educación superior y las tiendas minoristas. Sus picos de demanda son, en ocasiones, insostenibles, ya que administrar el servicio en el pico de demanda más alto no es rentable. Un modelo de consumo para capacidad máxima sólo se puede utilizar de manera eficaz con la agilidad en los servicios digitales.

Visibilidad
La última etapa de la Transformación Digital tiene lugar después de que una compañía cuenta con una completa continuidad de negocios a través del respaldo y la replicación, una agilidad en los servicios mediante automatización y coordinación, y cuando avanza hacia la activación de un autoservicio completo a nivel de departamento o línea de negocio. Esto requiere visibilidad en toda la empresa.

El departamento de TI ya no desempeña el papel de soportar o habilitar activamente el servicio digital, sino que se vuelve totalmente transparente debido a que las decisiones se toman vía una visibilidad orientada a políticas y datos.

La Transformación Digital es un imperativo para la empresa, pero lo mejor es seguir una estrategia metódica para llevarla a cabo. La experiencia ha demostrado que la mejor forma de realizar esta metamorfosis es enfocándose en estas tres etapas, en su orden preciso.

Por Danny Allan, vicepresidente de Estrategia de Producto en Veeam Software


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