Mark Zuckerberg se está convirtiendo en el redactor jefe del mundo

La censura indiscriminada y extrema aplicada por Facebook -no sólo a los contenidos, sino también frente a las críticas en su contra- ha motivado una carta abierta dirigida a Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, por el redactor jefe de Aftenposten, el mayor periódico de Noruega.

Por su interés, transcribimos una traducción íntegra de misiva de Espen Egil Hansen, redactor jefe y director ejecutivo de Aftenposten:

“Estimado Mark:

Soy redactor jefe del periódico noruego Aftenposten. Le escribo para informarle que no cumpliremos su requerimiento de eliminar una fotografía histórica de la guerra de Vietnam tomada por Nick Ut. No lo haremos ahora, ni tampoco a futuro.

El requerimiento de eliminar la fotografía desde nuestra página de Facebook fue recibido desde una oficina de Facebook en Hamburgo, Alemania, durante la madrugada del miércoles. A menos de 24 horas de publicada la fotografía, y antes que tuviésemos la posibilidad de responder, ustedes intervinieron directamente y eliminaron el artículo y la fotografía desde nuestra cuenta en Facebook.

Para ser honesto, no me hago ilusiones de que usted leerá esta carta. Sin embargo, de todas formas le escribo porque estoy indignado y decepcionado; incluso siento temor ante lo que usted está haciendo con algo que constituye un pilar fundamental en nuestras sociedades democráticas.

Primero, permítame darle la información de fondo: el escritor noruego Tom Egeland publicó hace algunas semanas un comentario en Facebook, acompañado por 7 fotografías que cambiaron la historia de distintas guerras. Ustedes eliminaron la fotografía de la niña Kim Phuc huyendo despavorida de las bombas de napalm. Cabe señalar que esta es una de las fotografías más famosas que existen, de una situación bélica.

Posteriormente, Tom citó las críticas vertidas por la propia Kim Phuc contra Facebook, en el sentido que su fotografía había sido censurada. Facebook reaccionó entonces quitándole a Tom la posibilidad de postear comentarios.

Escuche Mark, esto es grave. Primero, ustedes deciden reglas que no hacen distinción alguna entre pornografía infantil y fotografías célebres. Luego, aplican estas reglas sin siquiera considerar el tema con un criterio razonable. Posteriormente, ustedes censuran las críticas y el debate sobre la decisión que ustedes mismos han tomado, castigando de paso a quienes se atrevan a criticar.

Facebook es utilizado en todo el mundo. Yo también lo utilizo, incluso en el plano personal. Por ejemplo, me mantengo en contacto con mis hermanos en un grupo cerrado dedicado a nuestro padre, de 89 años de edad. A diario compartimos alegrías y preocupaciones sobre nuestro progenitor.

Facebook se ha convertido en una plataforma global para la difusión de información, para discusiones y para el contacto social entre las personas. Ustedes han llegado a esta posición porque lo merecen.

Sin embargo, estimado Mark, usted es el redactor más poderoso del mundo. Incluso para un gran actor mediático como Aftenposten, es difícil ignorar a Facebook. Tampoco es algo que consideremos necesario, ya que ustedes nos ofrecen un buen canal para difusión de nuestra información. Indudablemente, queremos dar a conocer nuestra labor periodística.

Pero a pesar de ser el redactor jefe del mayor periódico de Noruega, debo entender que usted limita mi capacidad de cumplir mi labor editorial. Esto es precisamente lo que usted, y sus empleados, han hecho en la situación que describo.

A mi juicio, usted está abusando de su poder, de una forma que me resulta difícil entender sea deliberada.

Permítame retomar el tema de la imagen captada por Nick Ut. La “niña del napalm” es la fotografía documental más icónica de la guerra de Vietnam. En esa oportunidad, los medios de comunicación cumplieron un papel decisivo al comunicar al mundo la historia de la guerra, desde una perspectiva distinta a la de quienes ostentaban el poder. De esa forma, motivaron un cambio de actitud que contribuyó a poner fin a esa guerra. También constituyó un aporte para un debate más abierto y más crítico. Es precisamente de esa forma que funciona la democracia.

La sociedad liberal y abierta que se desarrolló en Estados Unidos después de la guerra de Vietnam también sentó la base para un fenómeno del que se beneficiaría la propia Facebook.

Un papel importante para los medios libres e independientes es poder comunicar información -incluyendo fotografías- que sean desagradables, para gobernantes y ciudadanos. Precisamente en ello radica su importancia.

En el prólogo de su libro “Rebelión en la Granja”, el británico George Orwell escribió en 1945: “Si la libertad significa algo, es el derecho de decirles a los demás lo que no quieren oír”.

Los medios de comunicación son responsables de considerar la difusión de cada artículo informativo. Ocasionalmente conlleva una gran responsabilidad, donde cada redactor debe ponderar los pro y los contra. Este derecho, y esta obligación, que tienen todos los redactores en el mundo entero, no deben ser socavados por algoritmos diseñados en su oficina de California, Mark.

Mark, imagínese una guerra donde los niños son víctimas de bombas racimo o gas nervioso. ¿Censuraría usted la documentación gráfica de estas situaciones horripilantes debido a que un pequeño porcentaje de usuarios podría sentirse ofendido al ver fotografías de niños desnudos, o porque un pedófilo en algún lugar del mundo quizás perciba estas imágenes como pornografía?

La declaración de principios de Facebook señala: “hacer que el mundo sea más abierto y más conectado”. En la práctica, ustedes hacen que este planteamiento sea totalmente superficial.

No distinguir entre pornografía infantil y fotografías documentales de una guerra contribuye a un nivel de estupidez que en ningún caso acerca a las personas. Pretender que es posible crear reglas globales para lo que puede, y debe ser publicado, es simplemente absurdo.

En la última década hemos sido testigos de todo lo impredecible y destructivo que puede ocurrir cuando se publica información desatendiendo su contexto. La publicación de caricaturas de Mahoma durante el otoño boreal de 2005 continúa causando debate. El tema tuvo consecuencias inesperadas precisamente debido a que se desconoció el contexto y la razón original de publicar las caricaturas. Éstas fueron interpretadas en contextos totalmente nuevos, para luego ser censuradas y condenadas desde supuestos preceptos religiosos universales. El resultado fue manifestaciones, violencia y muerte – sumadas a una potente amenaza contra la libertad de expresión. Hay personas que hasta la fecha continúan teniendo protección policial.

Su solución, Mark, probablemente habría sido censurar las caricaturas de Mahoma. En tal caso, Facebook, mediante un procedimiento rutinario, se habría alineado con posturas religiosas reaccionarias, enemigas de la libertad de expresión. De esa forma, ustedes habrían desautorizado el criterio de cada redactor. Quienes en ese momento debimos considerar los pro y los contra, y decidir publicar o no las caricaturas, tomamos nuestra decisión con base en nuestra propia realidad. En ese entonces, al igual que ahora, la situación no es la misma en Oslo que en Karachi.

La batalla que se dio sobre las caricaturas pone de relieve lo imposible e ilógico que es aplicar reglas universales para la difusión de información, cuando el mundo es multi-religioso, multi-cultural, y multi-todo. Todas las actividades humanas varían fuertemente dependiendo de la situación geográfica y realidad política, social y económica.

Lo menos que Facebook podría hacer para actuar en conformidad con los tiempos actuales, es aplicar directrices geográficamente diferenciadas para la difusión de información. Asimismo, Facebook debería distinguir entre las redacciones de medios de comunicación, y otros usuarios de Facebook. Para las redacciones es imposible aceptar que usted, Marc, sea el redactor jefe, situado por encima de todos los redactores.

Con todo, una medida como la propuesta sólo aliviaría parcialmente el problema. Si Facebook tiene objetivos distintos al lucro y al crecimiento (y creo, Mark, que es el caso), ustedes deberían revisar radicalmente la forma en que operan.

Ustedes son un excelente canal para quienes quieran intercambiar vídeos musicales o información sobre fiestas familiares y otras situaciones de carácter social. En tal sentido, ustedes acercan a la gente. Sin embargo, si la intención es facilitar la comprensión real entre los seres humanos, es preciso que aporten mucha más libertad a la hora de discutir factores culturales e ir al fondo de las cosas.

También deberían estar más disponibles para los usuarios. Actualmente, si se desea contactar a un representante de Facebook, sólo es posible esperar respuestas breves y formales, con citas rigurosas a reglas y directrices universales. Si alguien se toma la libertad de desafiar las reglas de Facebook, la respuesta es -según se indicó- aún más censura. Y si se protesta contra esta censura, Facebook castiga, como ocurrió con Tom Egeland.

Podría haber seguido escribiendo, Mark, pero prefiero parar aquí. Le he escrito esta carta abierta porque me preocupa que el medio más importante del mundo coarte la libertad de expresión en lugar de ampliarla, y debido a que ocurre de una forma autoritaria. También le escribo -y espero que usted me entienda- porque tengo una impresión positiva sobre las posibilidades que Facebook ha habilitado. Espero que usted aproveche estas posibilidades de mejor manera.

Saluda atentamente,
Espen Egil Hansen, redactor jefe y director ejecutivo, Aftenposten

PD: Adjunto un comentario gráfico de Inge Grødum, quien a sus 73 años de edad dibuja para Aftenposten. Es un comentario a la censura que ustedes aplican. ¿Qué dice el algoritmo? ¿Acepta ahora la fotografía? “.

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Texto en la imagen: Adaptación libre de trabajos de Nick Ut y Mark Zuckerberg.

Artículo original @ Aftenposten. Traducido del noruego por Hector Pizarro.


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