El lanzamiento de Crusoe se produce luego de cinco años de trabajo, caracterizado por el secretismo de la compañía estadounidense Transmeta, que tiene su base en el Valle del Silicio. Entre los inversionistas que han financiado el desarrollo del procesador Crusoe figuran Paul Allen y el multimillonario George Soros.
Linus Torvalds se incorporó al proyecto Transmeta en 1998, convirtiéndose posteriormente en su vocero. Durante la última feria informática Comdex, Torvalds reveló que Crusoe es un CPU inteligente, que se convertiría en el primer procesador diseñado en software. No está realmente claro que quiso decir Torvalds, ya que una interpretación literal de sus palabras causa sólo extrañeza, toda vez que todos los chips modernos son diseñados con la ayuda de software de simulación. Sin embargo, al dejar de lado tal interpretación, puede pensarse que Torvalds realmente quiso decir que el chip Crusoe puede tener funcionalidad programable, lo que si sería un concepto revolucionario.