En las últimas 72 horas hemos asistido a interrupciones imprevistas del servicio de comunicaciones de Whatsapp, de la red social Instagram y de los servicios de streaming de música de Spotify. Estas caídas en los servicios resaltan los riesgos de falta de disponibilidad.
Whatsapp, la aplicación de mensajería instantánea a través del móvil, estuvo sin funcionar durante cerca de tres horas desde las 22:00 horas del miércoles, 3 de mayo (hora española). El fallo ha sido de alcance mundial y ha generado multitud de comentarios en redes sociales como Twitter. A esta caída se unen las recientes interrupciones en los servicios de Spotify e Instagram, que han provocado el enfado de los consumidores, manifestado a través de las redes sociales.
Las empresas basadas en la Web tienen una obligación implícita -o, en muchos casos, explícita- de estar disponibles 24.7.365, mientras que los consumidores (que ya tienen conocimientos digitales) exigen cada vez más acceso permanente a sus servicios. Estas aplicaciones de consumo en tiempo real, en particular, alimentan a innumerables empresas que dependen de sus plataformas digitales para ofrecer visualizaciones de anuncios y contenidos a los clientes, y esto establece la expectativa de un servicio que esté siempre activo.
Aunque estas interrupciones pueden haber sido de corta duración, podrían resultar extremadamente caras en términos de reputación y daños financieros. De hecho, la semana pasada el informe de disponibilidad de Veeam reveló que las interrupciones no planificadas cuestan a las empresas un promedio de 21,8 millones de dólares al año.
Respecto a este alto coste, el 82 % de las empresas reconoce sufrir una “brecha de disponibilidad”, brecha entre la demanda por parte de los usuarios de acceso sin interrupciones a servicios y lo que las compañías y los departamentos TI pueden ofrecer. Por lo tanto, está claro que las empresas no están comprendiendo la necesidad de mejorar su gestión de los datos. El 77% de las organizaciones están experimentando un vacío de protección y son incapaces de proteger los datos de forma fiable o con la frecuencia deseada.
Instagram, WhatsApp y Spotify se basan en microservicios altamente escalables y resistentes para ofrecer sus servicios en tiempo real a los clientes, pero estos no son “a prueba de tiempo de inactividad”. De hecho, estas interrupciones demuestran que incluso los mejores sistemas de TI de las más grandes compañías del mundo pueden sufrir problemas. Independientemente de cómo sea de escalable, resistente y distribuida una arquitectura de sistemas, cualquier cosa que sea gestionada por software y dirigida por la lógica de las aplicaciones tiene el potencial de romperse y sufrir tiempos de inactividad.
Con esto en mente, es imperativo que las empresas de todos los tamaños tengan un plan de disponibilidad, protección y recuperación que permanezca separado de la lógica intrínseca. En el mundo de hoy, donde los consumidores se molestan ante el tiempo de inactividad, como demuestran las quejas inmediatas a través de Twitter, las reputaciones se hacen o se destruyen garantizando que los servicios permanezcan disponibles las veinticuatro horas del día. Las organizaciones deben acelerar la planificación e implementación de soluciones de disponibilidad actuales que aseguren una recuperación rápida y fiable.
Por Jorge Vázquez, Country Manager de Veeam Software para Iberia