En el documento, denominado “La eco-cámara ideológica de Google“, James Damore cuestiona lo que considera una percepción generalizada y aceptada en Google, en el sentido que las diferencias entre hombres y mujeres obedecen a percepciones e imposiciones sociales, y no a rasgos biológicos predefinidos. El documento circuló internamente en Google antes de ser filtrado a la publicación Motherboard y posteriormente recogido y publicado íntegramente por Gizmodo. James Damore fue despedido y el debate sobre el sexismo laboral cobró nueva fuerza no sólo en Silicon Valley, sino también en todo el mundo.
“Hombres y mujeres son diferentes”
“Las mujeres muestran, en general, más interés por el prójimo, mientras que los hombres se interesan más por las cosas”; “las mujeres buscan, en general, más equilibrio en su lugar de trabajo, mientras que los hombres buscan mejorar su estatus”; “las mujeres se concentran más en la estética que en las ideas”, escribe Damore. El autor intenta explicar estos tres puntos de vista en el documento, donde también señala que hay más hombres que mujeres programadoras debido a que “escribir código requiere sistematización mientras que, comparativamente, las mujeres prefieren trabajar con personas y estética”.
Dalmore hace referencia a “estudios”, abundando en las generalizaciones y opiniones personales. Es dable concluir que se trata de las opiniones de un varón estadounidense conservador, que se siente incómodo en un puesto de trabajo progresista. De hecho, luego de ser despedido, notificó inmediatamente al ultraconservador sitio Breitbart News, que escribe: “James Damore, cuyo manifiesto donde critica a la cultura corporativa políticamente correcta que impera en Google motivó las iras de los empleados izquierdistas de Google y de los guerreros de la justicia social en Internet, reveló a Breitbart que había sido despedido”.
En el documento, Damore se refiere a lo que denomina “los prejuicios de Google”, escribiendo: “En Google, hablamos frecuentemente sobre los prejuicios inconscientes, cuando estos se aplican a raza y género, pero rara vez discutimos nuestros prejuicios morales. La orientación política es, por cierto, resultado de profundas preferencias morales por lo que es, por ende, prejuiciosa. Considerando que la gran mayoría de las ciencias sociales, medios de comunicación, y la propia Google, se inclinan hacia la izquierda, deberíamos examinar estos prejuicios desde una perspectiva crítica”.
A juicio de Damore, éstos serían los “prejuicios de la izquierda”: “compasión por los débiles; la desigualdad se debe a la injusticia; los seres humanos son inherentemente cooperativos; el cambio es bueno (inestable); sistema transparente; idealismo”. En contraste, éstos serían los “prejuicios de la derecha: “respeto por los fuertes/la autoridad; la desigualdad es natural y justa; los seres humanos son inherentemente competitivos; el cambio es peligroso (estable); sistema cerrado; pragmatismo”.
Luego señala que ninguna de estas perspectivas es 100% correcta, y que “ambos puntos de vista son necesarios para una sociedad, y en este caso una empresa, funcional”, ya que “una empresa demasiado inclinada a la derecha puede reaccionar con lentitud, ser demasiado jerárquica y desconfiada de los demás. En contraste, una empresa demasiado inclinada a la izquierda estará en un proceso constante de cambio, diversificando exageradamente sus intereses (ignorando o avergonzándose de su cometido empresarial fundamental) y confiando exageradamente en sus propios empleados y en los competidores”.
Luego, Damore escribe: “sólo los hechos y la razón pueden aclarar estos prejuicios, pero en lo que toca a la diversidad y la inclusión, los prejuicios izquierdistas de Google han creado una monocultura políticamente correcta que se impone avergonzando a los disidentes, que se ven obligados a guardar silencio. Éste silencio impide coartar el extremismo y las prácticas autoritarias”.
Posteriormente, el autor aborda lo que, a su entender, son las causas no prejuiciosas de la brecha que existe entre hombres y mujeres en el ámbito tecnológico: “En Google se nos dice que los prejuicios implícitos y explícitos impiden a las mujeres avanzar en tecnología y liderazgo. Sin embargo, hombres y mujeres tienen una percepción distinta de los prejuicios, de la tecnología y del propio ámbito laboral. Aunque debemos tener presente estos factores, en ningún caso constituyen la explicación completa. En promedio, hombres y mujeres son biológicamente distintos de muchas formas”. La verdadera explicación radicaría, según Damore, en que “estas diferencias no sólo son socialmente construidas, ya que son universales y están por encima de diferencias culturales. A menudo tienen causas biológicas vinculadas con la testosterona prenatal”.
Damore atribuye la brecha salarial entre hombres y mujeres a que “en general, las mujeres tienen más dificultades para negociar su salario, pedir aumentos de sueldo, que se las tome en cuenta y liderar”. En este contexto, cabe señalar que Google está siendo investigada por US Department of Labor (equivalente al ministerio del trabajo) precisamente por discriminación salarial en perjuicio de las mujeres.
A juicio de Damore, “las mujeres también presentan un mayor grado de neuroticismo, con más ansiedad y menos tolerancia al estrés”, lo que contribuiría a los mayores niveles de ansiedad que las empleadas de Google reportan internamente en la empresa, y al menor número de mujeres en cargos que implican altos niveles de estrés.
“Siempre nos preguntamos por qué no vemos mujeres en altos cargos gerenciales, pero nunca nos preguntamos por qué vemos tantos hombres en estos cargos. Estas posiciones requieren largas horas de trabajo estresante, que quizás no valgan la pena si tu intención es tener una vida equilibrada y gratificante”, agrega el autor.
James Damore también hace un intento por filosofar: “Desde una perspectiva filosófica, no creo que deberíamos aplicar una ingeniería social arbitraria a la tecnología, sólo para conseguir que haya una proporción equivalente de hombres y mujeres”.
La propuesta de Damore
Damore concluye su escrito con la siguiente propuesta: “Demoralizar la diversidad; no enajenar a los conservadores; confrontar los prejuicios de Google; ‘desempatizar’ la empatía; priorizar la intención; ser receptivos ante la ciencia de la naturaleza humana”.
En resumen, James Damore cuestiona lo que a su juicio son prejuicios izquierdistas, mediante generalizaciones carentes de fundamento científico, aparte de opiniones y asomos filosóficos personales. Su escrito es más bien un manifiesto machista, colmado de estereotipos de género, incompatible con empresas que procuran avanzar hacia la igualdad de género, en beneficio del conjunto de las sociedades, y de la humanidad.
Por Héctor Pizarro, redactor jefe, Diario TI