Google lanzó el lunes 17 de agosto la nueva versión de su sistema operativo Android (versión 6.0), que será conocida como Android Marshmallow (Malvavisco).
Entre la funcionalidad agregada a la nueva versión figuran el soporte nativo para lectura de huellas dactilares, como asimismo un modo de ahorro de energía denominado “Doze”. También destaca un nuevo modelo de permisos, que permite al usuario elegir qué funcionalidad y derechos autoriza para cada aplicación instalada en el dispositivo.
La función de pagos Android Pay, que compite con servicios similares lanzados recientemente por Apple y Samsung, es también otra de las novedades importantes.
Duncan Riley, analista jefe de Silicon Angle, comenta que la mayor fortaleza de Android constituye a la vez su mayor debilidad: “Por tratarse de software open source, cualquier compañía puede tomar el código y adaptarlo a su propio hardware. Esto ha resultado en la gran variedad de dispositivos disponibles para los usuarios de Android, lo que contrasta con la manada de ovejas que compra productos de Apple. Sin embargo, esta misma diversidad implica que, al contrario que los dispositivos operados con iOS, los aparatos operados con Android dependen de que el fabricante actualice el sistema operativo, algo que, en realidad, rara vez ocurre”. Según un reciente estudio, actualmente hay 24.000 dispositivos distintos operados con Android.
Riley sustenta su punto de vista señalando que Android Lollipop (Android 5.x) fue lanzado en octubre de 2014, pero que a agosto de 2015 sólo representa el 15,5% de las instalaciones activas de Android. Kitkat (Android 4.4) tiene la cuota más grande del mercado Android, con un 39,3%. Las versiones anteriores a Android 4.x tienen el 37.7 por ciento de las instalaciones activas del sistema operativo móvil. El resto, 4.9 por ciento, consiste de las arcaicas versiones 2.x de Android.
Riley atribuye el panorama anterior a que los fabricantes de teléfonos operados con Android casi nunca ofrecen -o en algún momento se desentienden- de ofrecer actualizaciones de Android en la medida que lanzan nuevas versiones de sus productos: “Para un fabricante no constituye una propuesta de valor seguir ofreciendo actualizaciones, por no haber un incentivo económico en ello”.
Luego, Riley indica que Google está consciente de este problema y que su programa Android One está dirigido precisamente a los fabricantes de smartphones de gama baja, asistiéndoles en aspectos básicos del diseño con el fin de darles mayor control sobre las instalaciones y actualizaciones de Android. Riley observa que esta estrategia está dirigida al segmento de baja gama, y que no busca solucionar el tema a través de todo el ecosistema Android.
El problema de la seguridad
En su análisis, Riley pone además de relieve el tema de la seguridad, debido a que las instalaciones antiguas de Android, al no ser actualizadas, no incluyen parches contra riesgos de seguridad, lo que sumado a la naturaleza open source del sistema operativo lo expone a un mayor número de amenazas que iOS de Apple. “Apple simplemente distribuye actualizaciones para iPhone y iPad cada vez que surgen vulnerabilidades, mientras que Google debe sencillamente confiar en que la multitud de fabricantes actuará de buena fe, llevando las actualizaciones a los usuarios, para que sus teléfonos operen con seguridad. Los grandes actores como Samsung, HTC, Motorola y otros lo hacen, pero la gran mayoría se encoge de hombros”.
Riley menciona el caso de la propia marca Nexus que Google, donde la empresa controla todas las actualizaciones. “Pero aunque los puristas de Android adoran la gama de teléfonos Nexus, su cuota en el mercado es de un sólo dígito, lo que en la práctica no implica una diferencia para el problema general”.
Riley concluye su análisis señalando que no hay una solución aparente para el problema, que simplemente empeorará en la medida que Google continúe lanzando nuevas versiones de Android, y que los fabricantes continúen ignorando actualizar el sistema operativo instalado en sus productos. “Probablemente es seguro decir que no hay una solución disponible, y que la divergencia actual en las instalaciones de Android sólo empeorará, con problemas de seguridad, por no mencionar la dolorosa situación que enfrentan los desarrolladores de aplicaciones para este sistema operativo. Con el tiempo, esta situación podría dañar la marca Android y la percepción que el público tiene de éste”.