Esto, que hasta hace no muchos años no era del todo evidente como lo es ahora, se debía a una mirada segmentada, en la que se asignaba a las TI un rol de asistencia, soporte o, en el mejor de los casos, de “habilitador” de determinados procesos de negocios.
Con el advenimiento de los negocios digitales y la necesidad de innovar rápidamente para capitalizar las oportunidades que brindan el auge de los datos y las transacciones digitales para agregar valor, mejorar la productividad y generar nuevas fuentes de ingreso, la relación entre TI y negocios es, indiscutiblemente, estratégica. Dicho escenario ha ido dando a la continuidad operativa un estatus de primer orden dentro de las organizaciones, donde ya no sólo se involucran en este tema las áreas de TI y operaciones, sino que también la alta dirección de la empresa.
Lo anterior se debe al hecho de que las TI han ido cambiando muchos procesos internos. Por ejemplo, el uso y masificación de los dispositivos móviles, con usuarios avezados en tecnología, más demandantes en cuanto a acceso a recursos e información en cualquier momento y lugar, ha ido elevando los estándares de exigencias de continuidad operativa. Si a ellos sumamos que la digitalización, en sí misma, es cada vez más crítica y relevante para el negocio y la cadena de valor en su conjunto, y que ello abre también espacio a nuevos vectores en el ámbito de la seguridad de la información, estamos en presencia de un tema transversal y trascendente.
En consecuencia, hoy la continuidad operativa exige una mirada global, en donde negocio y TI están indisolublemente unidas y en donde toda la organización debe estar al tanto de los planes y procedimientos de este ámbito. Más allá de las causas que puedan afectar el desarrollo de las operaciones de la organización, ya que en muchos casos los riesgos sólo pueden acotarse, la metodología y planificación relacionada con la continuidad operativa, con riesgos gestionados y procesos documentados, entre otros, son factores claves para recuperar la normalidad de sus operaciones críticas a la menor brevedad.
Afortunadamente, junto con las mayores exigencias, las empresas cuentan hoy con la propia tecnología y los servicios como los mejores aliados para prevenir, enfrentar y resolver cualquier downtime, siendo la virtualización y el Cloud Computing dos de los ejes en donde las organizaciones pueden hoy desarrollar con mayor eficiencia y tranquilidad sus estrategias de continuidad operativa.
La nube es la opción que se perfila como la más relevante es este ámbito, dado que permite a las empresas enfrentar de mejor manera las contingencias, aprovechando las economías de escala y servicios de un tercero para gestionar los riesgos de una manera más eficiente o por disponer de una arquitectura más ágil y flexible que garantiza una mayor velocidad de respuesta.
La nube es en esencia, la plataforma base para la transformación digital de los negocios. En cualquiera de sus versiones, pública, privada o híbrida, el Cloud Computing es hoy sinónimo de eficiencia y agilidad para el negocio. Las aprensiones en torno a la ubicación de los datos, o algunos temas de seguridad, en el caso de quienes externalizan, ha dejado de ser un tema relevante, puesto que hoy existe un verdadero ecosistema de nubes, en donde las TI y la continuidad operativa se entienden como servicios robustos, con plenas garantías.
Sólo un par de datos, en 2018, a nivel latinoamericano, según IDC, el 40 por ciento del gasto de las empresas en software, infraestructura, tecnología y servicios estará basado en soluciones de la nube. Asimismo, se estima que solamente este año las inversiones en servicios de nube pública y privada hospedada remotamente tendrán una expansión de un 40 por ciento, alcanzando los 3,6 mil millones de dólares.
¿Cuál es la gran virtud y ventaja que explican tal resonancia? Algo que siempre ha sido un verdadero objetivo de los gerentes: reducir la incertidumbre de la inversión en TI, es decir, reducir la brecha entre lo que se necesita realmente y lo que se gasta y, mejor aún, controlarlo según los propios ciclos del negocio.
Por lo tanto, la nube no sólo facilita la innovación sino que incrementa el nivel de seguridad, convirtiéndose en una excelente opción para que empresas de todo tamaño puedan hacer un uso más intensivo y confiable de las TI. Esto, en el caso de la continuidad operativa y la seguridad, a través de proveedores world class, se traduce en que siempre se contará con la mejor tecnología disponible en el mercado, con las últimas versiones de software y sus actualizaciones respectivas, así como con la capacidad de incrementar el cómputo y almacenamiento de manera flexible. Y algo muy importante, aparte de la infraestructura: tener la certeza de que siempre habrá personal especializado preocupado de cumplir esa labor, con sistemas de gestión basados en las mejores prácticas.
Hoy en día, son muy pocas las empresas de servicios y tecnologías Cloud que han implementado una visión basada en todo lo mencionado, acerca de lo que un verdadero proveedor de clase mundial debería ofrecer y entregar como valor agregado. Precisamente, en Gigas la visión apunta a esta diferenciación, orientada al mercado de habla hispana. Algo muy poco frecuente, incluso en otros tradicionales proveedores globales, provenientes del mundo anglosajón, que aún no han establecido servicios y soporte con especial adaptación y dedicación al mercado Latinoamericano.
Por José Antonio Arribas, Director de Operaciones Gigas