En su último reporte, titulado “The Great Digital Divide – Why bringing the digitally excluded online should be a global priority” (La gran brecha digital: Por qué poner en línea a los excluidos digitalmente debería ser una prioridad mundial), Capgemini concluye que la responsabilidad de abordar la exclusión digital recae conjuntamente en las organizaciones públicas y privadas, que deben unirse para garantizar que no se niegue el acceso de los servicios esenciales a los marginados digitalmente. El documento revela que incluso antes de la pandemia, 69% de las personas sin conexión vivían en la pobreza y que 48% de la población desconectada quería acceder a internet, tendencias que se habrán intensificado en los últimos meses debido a los sucesos mundiales.
El reporte subraya que, incluso sin la pandemia global, la brecha digital se relaciona con la edad, el ingreso y la experiencia. Casi 40% de las personas sin conexión que viven en la pobreza nunca han usado internet debido a su costo, y el grupo de edad con la mayor proporción de personas sin conexión en la muestra[2] tiene entre 18 y 36 años (43%). La complejidad del uso de internet (65%) y la “falta de interés” percibida, derivada del miedo (65%), también fue mencionada por ciertos segmentos de la población sin conexión. Estas razones significan que las personas no pueden acceder a servicios públicos, tales como información importante sobre la salud, ya que los gobiernos recurren cada vez más a los recursos en línea.
La pandemia de Covid-19 ha exigido un cambio global en la forma en que las personas viven, trabajan y socializan. A medida que el desempleo aumenta y las personas se aíslan de sus comunidades, un nivel básico de inclusión digital se ha vuelto práctica y universalmente vital. Las conclusiones de la investigación realizada antes del brote, son aún más acertadas en el contexto actual, con la creciente dependencia de los servicios digitales que exacerban lo que ya era una situación desesperada para la población sin conexión a internet.
Los principales hallazgos del reporte incluyen:
Estar desconectado conlleva a la exclusión social y dificulta el acceso a servicios públicos.
— Estar desconectado puede generar sentimientos de aislamiento, ineptitud o soledad: 46% de los encuestados que no están conectados dijeron que se sentirían más conectados con amigos y familiares si tuvieran acceso a internet.
— Sólo 19% de las personas sin conexión que viven en pobreza señalaron que habían solicitado un servicio público durante los últimos 12 meses debido a sus ingresos, edad, discapacidad o cualquier otro factor. Esto podría resultar problemático cuando la administración electrónica y los servicios públicos en línea son cada vez más frecuentes, cita el reporte.
— 34% de los encuestados expresó interés en usar internet para solicitar servicios públicos como vivienda, alimentos y atención médica, siguiendo la transformación digital de los servicios públicos y las crecientes dificultades para su administración en línea.
Estar desconectado limita el desarrollo profesional
La dificultad para solicitar empleos en línea y la falta de acceso a herramientas de aprendizaje y educación en línea pueden hacer que la movilidad profesional ascendente sea más desafiante para la población sin conexión a internet, mientras que la falta de desarrollo de habilidades digitales puede inhibir el potencial de desarrollo profesional una vez que ocupa un cargo laboral:
— 44% de los encuestados sin conexión creen que podrían encontrar trabajos mejor remunerados y capacitarse si tuvieran acceso a internet.
— En general, 29% de los encuestados sin conexión desearían poder buscar y solicitar trabajos en línea; este porcentaje aumenta a 41% para personas entre 22 y 36 años.
La brecha digital también se trata de una división de habilidades y aprendizaje
La brecha digital no sólo se trata de acceso; también se refiere a mejorar las habilidades y el aprendizaje para aquellos que están en línea. Al mejorar sus capacidades en línea, los encuestados dijeron que podrían educarse mejor y encontrar un trabajo mejor remunerado (40%), dar a sus hijos más oportunidades (34%), no tener dificultades para pagar las cuentas (33%) y obtener beneficios públicos que no reciben actualmente (32%).
La responsabilidad de cerrar la brecha debe ser compartida
La investigación de Capgemini señala que la responsabilidad de la inclusión digital y el acceso a internet no puede recaer en un solo grupo. Las organizaciones privadas deben considerar su rol en el mundo actual, cada vez más comprometidos no sólo con grupos de interés sino también con sus clientes, empleados y comunidades, deben analizar de manera más amplia cómo pueden beneficiar a la sociedad a largo plazo, al incorporar la inclusión digital e igualdad en sus estrategias de negocios. Mientras tanto, los gobiernos y el sector público deben desempeñar un papel de liderazgo para permitir el acceso y la disponibilidad de internet, especialmente para las comunidades marginadas. Esto puede abordarse en diferentes niveles: acceso a internet en espacios públicos, acceso en el hogar, pero significa crear una mayor accesibilidad para los servicios públicos en línea y asumir una mayor responsabilidad para mantener costos bajos para los consumidores.
Juntos, las organizaciones y los actores políticos deben trabajar para construir una comunidad global de acción sobre inclusión digital. Pueden movilizar a sus pares, ONG’s, académicos y gobiernos para fomentar políticas más realistas sobre inclusión digital y trabajar con socios para promover la inclusión digital a través de proyectos pro-bono que aprovechen su experiencia.
“Es probable que el COVID-19 tenga un impacto duradero en el acceso a los servicios públicos y las actitudes hacia oportunidades como el trabajo a distancia, por lo que existe una responsabilidad colectiva para las organizaciones que trabajan para hacer frente a la brecha digital de una manera que cree un cambio a largo plazo, no sólo una solución rápida”,indicó Lucie Taurines, directora global de Inclusión Digital de Capgemini. “A raíz de esta pandemia, esperamos ver una reducción en la brecha digital; por ejemplo, las personas mayores que anteriormente no habían sentido la necesidad de acceso digital pronto se encontrarán interactuando con herramientas digitales en lugar de socializar frente a frente y para el suministro de bienes. Sin embargo, esto está reservado para aquellos que pueden obtener acceso a internet pero que previamente han optado por no hacerlo. El impacto se sentirá entre aquellos que aún no pueden usar los servicios en línea, ya sea a través de un costo prohibitivamente alto o la falta de un suministro local. Aquí veremos un efecto polarizador, especialmente para aquellos que ya viven o están por debajo del umbral de pobreza”.
Como organización, Capgemini se centra en cuatro áreas clave para reducir la brecha digital y liderar la inclusión digital:
— Alfabetización digital: Brindar apoyo significativo para empoderar a los digitalmente excluidos para que tengan más autonomía al acceder a servicios en línea públicos y privados, y ofrecer nuevas oportunidades.
— Academias digitales: Posibilitar el empleo para poblaciones desfavorecidas y personas fuera del mercado laboral a través de capacitación en habilidades digitales.
— Tecnología para un futuro positivo: Unir a la tecnología, los negocios y la sociedad para resolver problemas sociales clave y generar un impacto positivo a través de tecnologías de vanguardia.
— Liderazgo intelectual: Trabajar con grupos de expertos y organismos intelectuales y unir fuerzas con clientes, ONG asociadas, organismos públicos y academias para continuar generando impacto a través de sus Iniciativas de Inclusión Digital.
Para obtener mayor información sobre el programa global de RSE de Capgemini y la iniciativa de inclusión digital, visite la página de CSR.
Haga clic aquí para leer una copia completa del reporte (no requiere registro). La empresa también ha publicado una infografía que resume los aspectos principales del informe.