Gasto o rentabilidad, el gran dilema de las Pymes frente a los ERPs

La identificación de la compra de programas o equipos con un gasto, y no con una inversión, influye claramente en la toma de la decisión en base al precio final y no en función de la rentabilidad que dicho producto aportaría al negocio. El período medio para la recuperación de la inversión realizada en una solución de este tipo, según la experiencia del mercado, puede llegar a rondar los tres meses.

En tiempo de “vacas flacas”, es difícil explicar que, aunque saques dinero de tu cuenta para pagar un producto o servicio, en realidad, lo que estás haciendo es ayudar a impulsar tu negocio. Es decir, el eterno enfrentamiento entre el gasto y la inversión que vuelve a poner sobre la mesa DATISA, compañía española especializada en el desarrollo y comercialización de software ERP, con 30 años de experiencia en el mercado.

Isabel Pomar, directora de marketing de DATISA asegura en este sentido que “cualquier sistema o servicio que incrementa la productividad de la empresa, debe ser tenido en cuenta como una inversión, nunca como un generador de costes. Ésta es la primera ventaja significativa de los ERPs. Estos sistemas automatizan y optimizan la gestión de los procesos, por lo que, directamente aumentan la productividad de los empleados que podrán dedicar más tiempo a otras tareas”.

En un ERP, todo son ventajas

Lo cierto es que los sistemas de gestión empresarial consiguen un importante ahorro de costes, lo que repercute directamente en la cuenta de resultados de la organización y, por ende, en la productividad de la misma. El hecho de que estos sistemas favorezcan la gestión de procesos estratégicos, aquellos relacionados con la contabilidad, la tesorería, el almacén, la logística, las ventas, etc. mejorando su eficiencia, incide en un importante ahorro de tiempo y, cómo no, de recursos.

Apoyar la gestión de los procesos internos en un sistema de gestión eficaz favorece también la generación de información estratégica sobre el negocio. Información actual, real, veraz y consolidada que favorecerá la toma de decisiones dentro de la compañía. Esta información, completa y dinámica, permite relacionar lo que sucede en todas las áreas de la organización, y evita, los “compartimentos estancos”, que favorecen la aparición de “islas” de datos. Los ERP aportan una visión global e integrada de la empresa y permiten que un departamento tome decisiones, teniendo en cuenta la situación o previsión de cualquier otro.

En general los aplicativos ERP ayudan al crecimiento “ordenado” de las empresas y permiten detectar aquellas áreas de mejora o de potenciación, es decir, los centros más y menos rentables por lo que, permiten establecer políticas de corrección o de dinamización, según proceda para facilitar el desarrollo de la compañía.

En resumen, control de gastos y generación de ahorro, incremento de la productividad, aportación y análisis de información “inteligente” y, aumento de la rentabilidad, son algunas de las principales razones que justifican la implantación de un ERP en las pequeñas y medianas empresas. Más aún, con los nuevos modelos de comercialización y explotación basados en el cloud y en el SaaS, que flexibilizan y minimizan los costes.

Isabel Pomar concluye asegurando que “el fin último de la actividad empresarial es el beneficio y éste se puede mejorar, no sólo impulsando la actividad industrial, sino también poniendo en marcha las herramientas necesarias para gestionar mejor el dinero y sacarle un mayor rendimiento. Hoy, las soluciones de gestión de la tesorería son una de las fuentes más seguras para la mejora sostenible de la competitividad”.

 


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