A juicio del G-8, la única forma de que pueda ser viable triunfar o mantener bajo control el cibercrimen, en sus numerosas formas, es mediante la cooperación entre los sectores público y privado. El llamado del G-8 es, entonces, una invitación a reforzar el diálogo y unir iniciativas corporativas y gubernamentales con una finalidad de beneficio común.
En el comunicado se pone además de relieve el hecho de que por lo general es el sector privado el más afectado por el delito informático, lo que capacita a las empresas para pronunciarse sobre la forma en que, a su juicio, el problema podría ser combatido.
De igual modo, se recalca la importancia de armonizar legislaciones internacionales en torno al uso de las nuevas tecnologías de la información, a la vez que se señaló que los países del mundo están en la necesidad de cooperar con el fin de desarrollar formas eficaces y rápidas de combatir el cibercrimen.