El desafortunado administrador de sistemas informáticos de una fábrica japonesa trabajaba un promedio de 15 horas diarias en la actualización del software corporativo. En total, sus jefes le exigían revisar y compatibilizar alrededor de 600 programas, lo que desbordó su capacidad física y emocional.
Al llegar a casa no hacía sino quejarse de su trabajo. Al final, sólo añoraba morir, declaró a la agencia de noticias Kyodo la viuda del administrador, que ahora exige el pago de una millonaria indemnización.
Le obligaron a asumir la responsabilidad por un trabajo excesivo, lo que le enfermó psicológicamente, concluyó la atribulada viuda.