Tras cumplirse dos años de pandemia y de confinamientos obligatorios a escala global, varias actividades económicas han visto mermada su operación. No obstante, otras industrias han experimentado importantes incrementos de actividad, siendo una de ellas la banca digital.
Según un estudio realizado por Americas Market Intelligence para Backbase Latinoamérica, tan solo en 2020, los bancos de América Latina aceleraron sus planes digitales por lo menos en 24 meses. Junto a esto, los consumidores bancarios de la región exigen a las entidades procesos de onboarding más rápidos, funcionalidades tecnológicas mejoradas y servicios complementarios no tradicionales. En definitiva, se busca una experiencia financiera digital consistente de principio a fin.
En este contexto, la estabilidad de la estructura de red es fundamental para ofrecer una experiencia confiable, segura y eficiente. El sector financiero ha sido uno de los primeros en adoptar las soluciones que provee la Transformación Digital, especialmente en lo que respecta a los servicios de banca digital. Sin embargo, y dados los niveles crecientes de seguridad que debe enfrentar, es una industria que necesita mejorar constantemente sus sistemas para incrementar la disponibilidad, confiabilidad y rendimiento.
En el mercado actual, los bancos tradicionales suelen ser percibidos como más seguros, por eso el 99% de los encuestados en el estudio de Backbase Latinoamérica señala utilizar las entidades de la banca tradicional como su principal proveedor de servicios financieros.
Este comportamiento ha motivado a los bancos a diseñar estrategias para captar a nuevos clientes, aquellos que buscan una experiencia digital. Una de ellas es la creación de un Front-end digital, que consiste en diseñar una nueva interfaz para el usuario sobre los sistemas core existentes. Esta táctica sería suficiente para competir en un mundo que bajo el concepto de “lo digital es primero”, requiere de una interfaz usable, amigable e intuitiva, para un usuario exigente al momento de buscar una experiencia digital.
Otra opción es la transformación hacia un Banco digital-first, esto es, que ofrezca una interfaz digital moderna, amigable y segura, combinada con el clásico negocio de la banca, que es resguardar el dinero de los depositantes y realizar transacciones confiables. En este caso, la prioridad es crear aplicaciones de servicios y fomentar la innovación en la experiencia digital.
Ahora bien, la alternativa más disruptiva es desarrollar un Neobanco, es decir, un banco digital desde cero, una estrategia muy explotada por las fintech. Con este enfoque, el banco no está ligado a sistemas heredados y la plataforma digital es el centro de todo.
Considerar esta opción implica realizar importantes inversiones en soluciones de conectividad para garantizar a los clientes seguridad, rendimiento, eficiencia operativa y rentabilidad, además de comprometer disminuciones en los costos, tiempo de inactividad, problemas de usuarios y riesgos de datos.
En la industria de los servicios financieros, donde literalmente el tiempo es dinero, la inactividad en la red es inaceptable. Esto hace necesario que la infraestructura de red debe ser segura e innovadora, para que sea más sencillo brindar a los clientes exigentes la confianza que necesitan. En este escenario, las soluciones de conectividad óptica de Furukawa Electric LatAm, permiten a las instituciones financieras mantener segura una gran cantidad de información y servicios siempre disponibles.
Como sea, la tendencia apunta a que los bancos deberían orientar sus esfuerzos a seguir el ritmo de las fintechs, que han llegado a dominar las tecnologías inteligentes. Sin embargo, los datos recopilados por Backbase muestran que al 64% de los bancos les preocupa más el compromiso del cliente, y al 18% los canales de nuevos ingresos. De hecho, menos del 5% de los bancos se dan cuenta del valor de competir con fintechs.
Si la banca en general quiere adaptarse a las exigencias de los nuevos consumidores, mejorar la conectividad es esencial, ya que de esta forma podrán mejorar los tiempos de respuesta, incrementar la agilidad, incorporar nuevas tecnologías para la protección de datos y, en definitiva, mejorar los servicios y hacerlos más rápidos.
Por Andrés Begué, Key Account Manager – Data Center Southern Cone de Furukawa Electric LatAm