Según versiones extraoficiales, la parte acusadora habría rechazado, por considerarla insuficiente, una propuesta de arreglo presentada por Microsoft la semana pasada. Tal propuesta habría incorporado un compromiso de separar al lector web Internet Explorer del sistema operativo Windows; esto es, la compañía estaría aceptando lo que fue la exigencia central del Departamento de Justicia en 1997 y que, posteriormente, desencadenó la causa antimonopolios. Ese año, el ejecutivo estadounidense acusó a Microsoft de incurrir en competencia desleal en contra de Netscape con el fin de ganar el control del estratégico mercado de los navegadores.
Siempre según la información extraoficial, la propuesta de Microsoft para zanjar el litigio fuera de los tribunales no habría sido suficiente como para reparar el daño causado a la competencia y a los consumidores.
El DOJ sin duda recuerda además la experiencia negativa que tuvo con Microsoft precisamente en su arreglo extrajudicial de 1995. En efecto, la actual causa antimonopolios que agobia a Microsoft se vio motivada precisamente por el hecho de que la compañía, a entender del DOJ, no habrían dado cumplimiento a un acuerdo suscrito en 1995, también relativo al tema de la incorporación del lector web Explorer en el sistema operativo Windows.
A la luz de la información disponible hasta ahora puede suponerse que el fallo de mañana será en grado sumo perjudicial para Microsoft y podría implicar, en opinión de analistas, que esta sea dividida en compañías menores dedicadas, por separado, a las diversas áreas de actividad de la empresa.
Un dictamen de esa naturaleza motivaría inmediatamente una apelación de Microsoft, dandose así por iniciado un proceso de recursos judiciales que podría prolongarse al menos durante todo 2000.