Aunque pocos gobiernos albergan dudas en el sentido de que el comercio electrónico es un fenómeno imparable, también existe preocupación en el sentido de que tal modalidad de intercambio dificulta el cobro de aranceles de importación y otros derechos para el caso de algunos productos, fundamentalmente software y servicios digitalizados.
Al respecto, en un informe elaborado por el instituto inglés de investigaciones económicas IOD, se señala que el 20% de los gravámenes percibidos por el Estado británico podrían desaparecer de manera constante como resultado del comercio electrónico.
Según los cálculos de IOD, Gran Bretaña perderá sólo en 1999 una suma estimada en 10 mil millones de libras esterlinas por tal causa.