Los tiempos actuales son muy desafiantes para las empresas medianas. Con la economía global y local a paso lento, presiones inflacionarias todavía presentes y la constante acción de ciberdelincuentes, las organizaciones públicas y privadas afrontan un ambiente de negocios amenazante.
De hecho, el International Business Report (IBR) de Grant Thornton (GT) determinó que los líderes de las empresas del mercado medio, o middle market, afirman que los mayores peligros que deben enfrentar en 2023 son la desaceleración económica (un 50% hizo referencia a este factor), la inflación (51%) y los ataques cibernéticos (47%).
La encuesta anual de GT destaca adicionalmente que, a medida que fue avanzando el año, las turbulencias en el sector bancario se sumaron a dichas preocupaciones.
Cibercrimen: un peligro mayor
Otra amenaza que se está volviendo cada vez más importante son los ataques informáticos. El IBR resalta que en 2024 las pérdidas ocasionadas por actos de cibercrimen alcanzarán los 8 trillones de dólares y que para 2025 se proyecta que los fraudes y estafas en línea costarán a las empresas 10,5 billones de dólares.
Estas cifras explican que un 47 % de los líderes empresariales mencionen los ataques cibernéticos como una gran amenaza para sus negocios en 2023.
“Desde la pandemia, los ciberataques se han triplicado y las empresas medianas son un objetivo muy tentador, porque a menudo no tienen los recursos y los equipos para combatir el problema de manera efectiva”, confirma Roberto Jara, socio líder del área Tech de Grant Thornton Chile, acotando que una planificación adecuada y una buena higiene cibernética puede evitar un 80% de todos los fraudes en línea, por ello, es vital incorporar un presupuesto ad-hoc para temas de ciberseguridad.
“La acción de los piratas informáticos debería ser un tema central en la evaluación de riesgos de toda compañía. Si toman las medidas correctas ahora, pueden limitar significativamente su exposición a este peligro”, acota Jara.
A modo de conclusión, la mejor manera de gestionar la incertidumbre, protegerse e incluso obtener beneficios a largo plazo, es anticiparse y planificar estrategias para combatir los diferentes factores de riesgo, asignando los recursos necesarios para tal efecto. En ese sentido, resulta esencial tener equipos con la experiencia adecuada a cada escenario, el compromiso de la alta administración ya que, sin lugar a duda, en todas las empresas, la ciberseguridad debe estar considerada dentro del plan estratégico de la compañía con una cultura corporativa innovadora frente a las amenazas.
Inflación subyacente aún elevada
Por otro lado, para el sector productivo y los consumidores, el encarecimiento de la energía, de las tasas de interés y del costo de vida siguen siendo factores de riesgo relevantes, pese al esfuerzo de las autoridades por controlar el IPC. En esta materia, el IBR revela que un 77% de las empresas en Latinoamérica dice que las presiones inflacionarias son una amenaza para sus perspectivas, superando al 51% promedio que se registra a nivel mundial.
Muchas compañías han intentado absorber parte de los mayores costos. Pero esa respuesta es poco sostenible a mediano y largo plazo, de modo que un 51% de las empresas middle market proyecta aumentar los precios de sus productos y servicios durante el próximo año. Este dato es ligeramente inferior al 53% que arrojó el estudio de GT correspondiente al primer semestre de 2022.
Además, el 37% de las empresas asegura tener una estrategia de precios que les permitirá mejorar sus márgenes de ganancias y el 49% afirma que está aumentando sus precios en línea con el incremento de los costos. En consecuencia, pese a las presiones inflacionarias, el 55% de los encuestados espera lograr una mayor rentabilidad en 2024, resultado condicionado a encontrar eficiencias operativas e identificar nuevos mercados.
Incertidumbre financiera
En un principio las empresas estaban enfocadas en escapar de los altos niveles de incertidumbre y advertencias de desaceleración económica que entidades como el FMI y el Banco Mundial han proyectado, previsiones que el Foro Económico Mundial calificó de obstáculos sólo temporales, poniendo una cuota de optimismo ante una posible recesión.
El panorama cambió con los rescates bancarios y las fusiones protagonizadas por el Silicon Valley Bank, el First Republic y Credit Suisse. Según el IBR, antes de esos acontecimientos únicamente el 12% de las empresas consideraban que las tasas de interés o el acceso al financiamiento eran una amenaza significativa.
Estabilidad financiera local
En el marco doméstico, las colocaciones de consumo y comerciales continúan con contracciones anuales. Asimismo, según el Banco Central, las condiciones del crédito se siguen restringiendo y el riesgo crediticio va al alza. No obstante, el sector bancario local presenta solvencias importantes de acuerdo con las pruebas de tensión presentadas por la industria.
“Esta crisis de pronto se convirtió en un nuevo motivo de incertidumbre que obligó a las compañías a analizar la salud de los bancos con los que habitualmente trabajan, para asegurarse de que contarán con los flujos de financiamiento que necesitan. En todo caso, en Chile existe una normativa que previene estos escenarios obligando a la banca a estar preparada en términos de suficiencia de patrimonio y liquidez, aunque los bancos igual deberían estar revisando sus escenarios estrés y ratios de fortaleza financiera”, puntualiza Rafael Malla, socio líder Servicios de Asesoría Financiera de Grant Thornton Chile.
Por otro lado, el crecimiento de las colocaciones bancarias se está ajustando en línea con el desempeño de la economía. Tanto consumo, vivienda y comercial presentan retrocesos coherentes con el ciclo, para evitar un desacople entre el crédito y el dinamismo de la economía.
