Smith reconoció en el tribunal los cargos que se le imputaban, de creación y difusión de un virus informático altamente destructivo, admitiendo que sabía exactamente las consecuencias de sus actos.
Consultado por la corte, Smith, de 31 años de edad, se declaró culpable de cargos locales por intrusión y hurto informático, además de un cargo federal, más grave, de sabotaje y destrucción de programas informáticos.
En su defensa, el inculpado aseguró haber incluido en el código de Melissa características que redujeran la posibilidad de provocar daños demasiado serios a los sistemas informáticos infectados. Según diversos cálculos, el destructivo virus Melissa causó daños del orden de los 80 millones de dólares a nivel mundial, luego de haber sido ejecutado en aproximadamente un millón de computadoras.