Los juegos confiscados habían sido fabricados en verdaderas fábricas de copias piratas, y el decomiso es el mayor realizado alguna vez en China.
El problema de la piratería es grave en China, donde ocho de cada diez juegos son copias ilegales.
Nintendo de Japón ha impulsado diversas iniciativas para contrarrestar los efectos de la piratería en Asia, que según cifras propias le ocasionó pérdidas del orden de los 650 millones de dólares en 2002.
Las autoridades de China han adoptado una nueva actitud, más agresiva, contra la copia ilegal de software, juegos y demás material con derechos reservados. Recientemente, las autoridades realizaron allanamientos a escala nacional contra cibercafés, donde se constató un uso generalizado de material ilegal.
La nueva actitud del gobierno de Beijing obedece más que nada al interés por acatar la normativa de la Organización Mundial del Comercio, que impone al país la obligación de poner fin a la piratería generalizada y sistemática.