Cuando me senté en la audiencia en la conferencia Build de Microsoft en 2014 y vi aquel famoso adelanto de un nuevo menú de inicio al final del discurso inaugural del evento, recordé que para entonces se rumoreaba que sería una actualización de Windows, algo así como una versión”8.2″. En ese momento, se sentía como si la compañía finalmente había visto la luz, decidiendo dar a los usuarios las cosas simples que siempre quisieron – un menú de inicio, y la capacidad de ejecutar todo en un mismo escritorio, en lugar de un ambiente escindido, inherentemente extraño, donde podían verse fenómenos extraños, como dos versiones de Internet Explorer (Win 32 y Modern UI), ejecutándose simultáneamente.
Pero a medida que comenzaron a cristalizar los rumores se hizo evidente que lo que estábamos viendo aquí era simplemente una bien planeada campaña de relaciones públicas para realinear a millones de usuarios molestos.
Hubo varios avances técnicos, como la aparente aceleración del desarrollo del kernel de Windows NT. Pero con el CEO de Microsoft Satya Nadella aduciendo incluso en 2014 una superposición de APIs del orden del 90 por ciento entre móviles, escritorio, portátiles y Xbox – antes de que Windows 10 siquiera fuese anunciado – parecía claro que sería necesario hacer muy poco trabajo bajo el capó para crear el sueño de Windows 10 multi-dispositivo.
Pero volviendo al plan: una vez superado el entusiasmo por “algo tan bueno que incluso nos estamos saltando un número”, llegó el momento para la ira y las recriminaciones. ¿Cómo podía Microsoft atreverse a cobrar de nuevo por lo que estaba destinado a ser una actualización de tipo “.2”?
En un evento, nuestra publicación detectó cierta molestia al preguntar a un cliente de Microsoft si la empresa había conversado con ellos sobre Windows 10 ya que sólo hace poco habían instalado Windows 8. No. Entonces, ¿no les preocupaba el coste añadido? Un poco. Vimos que algunos de los perros guardianes de relaciones públicas de Microsoft no estaban contentos con las preguntas que estábamos haciendo a sus clientes. Pero, en realidad, no tenían por qué preocuparse, ya que poco tiempo después Microsoft anunció que Windows 10 sería “gratuito por un año” al ser instalado encima de versiones de Windows 7 y 8.
Luego, hace apenas dos semanas, la oferta fue actualizada: Windows 10 será gratuito por toda su vida útil para todo aquel que haya comprado Windows 7 o Windows 8.
En otras palabras, Windows 10 es la disculpa definitiva para una interfaz de usuario que no resultó. Es una nueva mano de pintura para un viejo sistema operativo.
Pero Windows 8 no es tan viejo tampoco – fue lanzado a mediados de 2012. Y este es el gran secreto: Windows 8 en realidad no es tan malo. De hecho, en realidad es bastante bueno.
Sin duda, a menudo está en conflicto consigo mismo. Te dice “toca aquí” cuando utilizas un ratón y el teclado, y trata de enseñarte todo tipo de gestos extraños para alcanzar elementos que puedes alcanzar sin problemas desde el teclado. Ahí está ese demente interfaz dividido, que debe ser vencido. Con todo, la mayor parte de los inconvenientes pueden ser evitados o eludidos sólo al cabo de unas horas de uso.
Pero en un nivel de funcionalidad, y en un nivel de compatibilidad con elementos legados, Windows 8 es una gran mejora con respecto a todo lo que vino antes que él. Bajo el capó, funcionó brillantemente en el lanzamiento, y continúa haciéndolo. Habla alegremente con dispositivos vecinos, perfiles de uso compartido y el contenido almacenado en Onedrive. Hace streaming de todo tipo de contenidos audiovisuales hacia mi Xbox con el clic de un botón. Interactúa con dispositivos móviles de su familia de una forma mucho más aerodinámica que, por ejemplo, Mac OS y iOS siquiera podrían soñar, habida cuenta que Apple ni siquiera se ha molestado tratando algo así.
Esa compatibilidad del 90 por ciento con APIS a través de todo el ecosistema ya estaba funcionando cuando Windows 8 fue difamado en todo el mundo por su pobre interfaz de usuario. Los departamentos de TI se negaron a tocarlo siquiera, con el argumento de que era “muy diferente”, o que “aún estaba siendo evaluado”.
Parece trivial, pero Windows 8 simplemente se cayó debido a que tiene un sistema de menús realmente malo. Y eso es precisamente lo que ahora está siendo reparado.
Dentro de unas semanas, usted estará nuevamente haciendo clic en el botón de inicio para acceder a todas sus aplicaciones. Y lo hará de forma gratuita – que es prácticamente todo lo que importa.
Microsoft ha jugado una mano inteligente al relanzar de manera efectiva un sistema operativo que ha sido injustamente difamado por tres años.
La compañía también esperó demasiado tiempo para parchear una interfaz de usuario que disuadió de actualizar a un número mucho mayor de empresas que quizás cualquier sistema operativo anterior. Y eso, por no mencionar la pérdida de datos y la confusión generalizada entre consumidores totalmente desconcertados.
Por Peter Gothard, Computing (Incisive Media)