Desde hace años, la capacidad técnica de los hackers rusos ha quedado de manifiesto en escenarios políticos y comerciales de todo el mundo. La semana pasada, el presidente estadounidense Barack Obama expulsó de su país a 35 diplomáticos rusos, como represalia ante la supuesta manipulación de la campaña electoral que resultó en la victoria de Donald Trump.
Con ello, una situación que tuvo su origen hace 27 años, con un gran número de ingenieros rusos sin empleo, se ha convertido en un factor de poder internacional que ya no es posible ignorar. La cultura rusa de hackers comenzó en la década de 1990, en los años siguientes a la caída del muro de Berlín. Entonces, Rusia tenía un grupo de talentosos científicos y matemáticos, desempleados debido al colapso de la economía y a la necesidad de las Fuerzas Armadas rusas de hacer recortes presupuestarios.
Una opinión generalizada es que al no contar Rusia en esos años con las avanzadas computadoras que el promedio de los consumidores occidentales pueden adquirir en cualquier comercio, los hackers rusos se vieron en la necesidad de mejorar sus conocimientos de programación y su capacidad de entender el funcionamiento de software y sistemas operativos. Esta situación habría resultado en el surgimiento de diversos foros y clubes de programadores y hackers. Con el paso del tiempo, “hacker ruso”, se convirtió en un concepto respetado, y por cierto temido.
Este vacío fue aprovechado durante la primera década del milenio por organizaciones delictivas, que recurrían a la capacidad de los hackers rusos para incursionar contra bancos y organizaciones financieras, o para perpetrar fraude, sabotaje y otros delitos en el ciberespacio. Con el paso del tiempo, los hackers lograron penetrar las redes y sistemas de seguridad de emblemáticas empresas tecnológicas como Microsoft u organizaciones como la NASA.
En el submundo de Internet, los foros dedicados a la ciberdelincuencia están dominados por el idioma ruso. Dmitrij Volkov, experto moscovita en seguridad informática, declaró a The Moscow Times que desde el comienzo fue fácil obtener en estos foros descripciones y procedimientos para perpetrar ciberdelitos. “Estos foros estaban abiertos a todo tipo de preguntas; por ejemplo, se podría preguntar qué programa funcionaba mejor para ingresar al sistema de un banco”.
Según un reciente informe de Europol, la situación no ha cambiado mayormente desde comienzos de la pasada década, y los foros dedicados a la ciberdelincuencia continúan siendo dominados por el idioma ruso. Volkov agregó que los hackers se organizan en grupos especializados, o colectivos, donde es posible comprar servicios o software. Según explicó, estas comunidades se han regido por dos reglas fundamentales: en primer lugar, no hay que atacar objetivos nacionales en Rusia, incluidas las empresas de ese país; en segundo lugar, es necesario asistir al Estado ruso si este lo requiere.
En un reciente artículo dedicado al poderío militar ruso, la publicación Newsweek escribió recientemente que, a pesar de su capacidad bélica convencional y nuclear, los hackers constituyen la mejor arma con que cuenta Rusia. En los últimos años, los hackers han desarrollado su capacidad de atacar infraestructura física, que en caso de ser desbaratada o desactivada, puede resultar en caos e incluso pérdida de vidas.
Eugene Kaspersky, experto ruso en seguridad informática y CEO de Kaspersky Lab, propuso ya en 2012 la elaboración de un pacto internacional que permitiera regular el uso de ciberarmas.
Por Héctor Pizarro, Diario TI