En el último año, el tráfico de datos entre continentes a través de cables submarinos continuó su crecimiento acelerado. Aunque hay un alto costo y grandes desafíos con el despliegue de infraestructura y el mantenimiento de redes submarinas globales, la velocidad en el despliegue de los cables submarinos ha sido beneficiosa para regiones como América Latina. El panorama de las redes marinas del continente ha evolucionado significativamente, acelerado no solo por la transición masiva hacia el teletrabajo, sino también por la creciente demanda de tendencias como los videojuegos, el streaming y la realidad virtual y aumentada.
Ahora que estamos a punto de terminar el primer trimestre del año, es importante señalar algunos de los cambios que se han producido y cómo pueden afectar al 2022.
Mayor conectividad en América Latina
América Latina abarca el 12% de la masa terrestre. Para poner las cosas en contexto, América Latina es tan grande como Estados Unidos y China combinados. Hay 661 millones de personas que hablan principalmente español y portugués, con una población que tiene un promedio de edad de 31 años. Una población numerosa, diversa y joven que plantea la gran responsabilidad de aumentar la conectividad para cerrar la brecha digital en una región con muchas necesidades socioeconómicas.
Desde el 2020, cinco cables submarinos llegaron a la región, tres de los cuales se pusieron en funcionamiento recientemente. Utilizado por primera vez en junio de 2021, el cable Malbec de 2.500 kilómetros de largo se puso en servicio conectando Río de Janeiro, Sao Paulo y Buenos Aires. En agosto, el Cable Submarino del Pacífico Sur (SPSC) –también conocido como Mistral– entró en servicio con una longitud de 7.300 kilómetros, comenzando en Guatemala con puntos de desembarque terrestres en Ecuador, Perú y Chile. Ellalink, un cable de 6.200 kilómetros también entró en servicio justo antes que el sistema de cable Malbec.
Pero las cosas no se detienen ahí, ya que pronto se unirán otros tres para aumentar y robustecer el panorama de la conectividad en América Latina. Se espera que GigNet-1, el cual conectará a Florida con México, esté terminado a finales de este año, seguido de Firmina (Estados Unidos a Argentina, Brasil y Uruguay) en el 2023, y el cable Caribbean Express, un sistema que conectará a Florida con Ciudad de Panamá en el 2024. Junto a estos arribos, los proveedores de servicios de Internet (ISP) de la región están invirtiendo considerablemente en llevar las capacidades de datos que proporcionan los cables submarinos a los usuarios finales; un paso fundamental para cerrar la brecha digital ofreciendo una mayor y más rápida conectividad, así como un delay ultrabajo. Estas características y la capacidad añadida son elementos claves en un mercado de rápido crecimiento cuya demanda de ancho de banda internacional aumentó a una tasa del 30% CAGR (silgas en inglés de Tasa de Crecimiento Anual Compuesta) del 2016 al 2020, impulsada por las necesidades de una población que está ansiosa por disfrutar de los beneficios de la economía digital.
La pandemia mundial
Desafortunadamente, la pandemia sigue siendo un desafío. La forma en que desplegamos, utilizamos, gestionamos y mantenemos la infraestructura de redes –por tierra, mar, espacio y en la nube– adquirió un nivel aún mayor de importancia crítica desde el 2020. Sin una red global, nuestro mundo habría sido un lugar muy diferente con desafíos socioeconómicos aún más graves que los que afrontamos en la actualidad.
Según TeleGeography, la CAGR proyectada a nivel mundial para el tráfico entre corredores submarinos intercontinentales para los próximos años es de aproximadamente 36%. TeleGeography también confirmó un “efecto de aceleración” implícito de COVID-19 del 8% en el 2020, ya que las personas en todo el mundo participaron en el mayor experimento de teletrabajo de la historia, al mismo tiempo que se veían obligadas a jugar y aprender en casa. Queda por ver cómo será finalmente la “nueva normalidad”, pero según TeleGeography, los primeros indicios sugieren que el acelerado crecimiento del tráfico experimentado en el 2020 fue un acontecimiento puntual que ha recuperado en gran medidalas tasas de crecimiento más tradicionales. Muchos operadores ya no creen que la pandemia conllevará ajustes en alza en sus proyecciones de demanda. Veremos cómo se desarrolla esto en 2022, ya que la pandemia ha demostrado ser más impredecible de lo que se esperaba.
De cara al 2022
¿Cómo será el 2022 y cómo evolucionarán las redes submarinas? Solo el tiempo dirá si el crecimiento del ancho de banda se estabilizará a los niveles pre-pandémicos. Lo que sí sabemos es que, por pura necesidad, los operadores de cable han tenido que provisionar, monitorear y mantener sus redes cada vez más de manera remota debido a los desafíos de viaje y los confinamientos. Los operadores en todo el mundo experimentaron la importancia de las redes altamente instrumentadas, la telemetría de streaming, y la automatización basada en datos, y esto continuará en el 2022 y en el largo plazo. Al igual que muchas personas se cuestionan ahora el hecho de tener que trabajar en una oficina física en lugar de hacerlo remotamente, los operadores están cuestionando las operaciones tradicionales de uso de mano de obra intensiva frente a la creciente automatización.
En el último año, el mundo se vio obligado a acelerar la transformación digital y los beneficios son evidentes. Ahora veremos si el impulso continúa en regiones como América Latina, en donde la brecha digital sigue siendo un desafío significativo. Muchos ISP han demostrado su voluntad de adaptar sus redes a las nuevas realidades proporcionando una mayor conectividad a través de redes submarinas, terrestres y satelitales, haciendo del mundo un lugar más conectado, incluso desde los lugares más remotos.
Por Fabio Medina, Gerente General y vicepresidente de Ventas – América Latina, Ciena