Dos científicos informáticos noruegos, Kyrre Glete y Jim Torsen, han desarrollado hardware autoconfigurable. La tarjeta en cuestión se configura a sí misma con el fin de solucionar de la mejor forma posible las tareas que se le asignan.
La construcción física consiste de materiales estructurados como bloques, en un esquema parecido a los transistores. Cuando un elemento de hardware es enviado al mercado existe una relación ya establecida para la interacción entre tales bloques.
Los investigadores noruegos han creado un hardware que puede modificar la forma en que los bloques interactúan entre sí. Según la descripción de la tecnología, el sistema prueba distintas configuraciones hasta llegar a la solución más adecuada para una tarea determinada.
Los científicos dicen haber codificado el hardware de forma que las distintas configuraciones forman una especie de población. Esta población está representada matemáticamente como genes. El hardware selecciona entonces distintos genes, los asocia y prueba si la configuración funciona.
El sistema considera además las anteriores configuraciones exitosas para determinadas tareas, pudiendo analizar 20.000 generaciones en un par de segundos, escriben los científicos en un ensayo publicado en el sitio de la Universidad de Oslo.